En una comparecencia pública ante la comisión de investigación, el gobernador de Hyogo, Motohiko Saito, se enfrentó a acusaciones de acoso laboral. Durante las dos horas y media que duró la sesión, Saito mantuvo su postura firme al no reconocer los señalamientos que le acusan de maltrato hacia empleados.
«No considero que haya sido acoso laboral», declaró el gobernador, quien reiteró que, en su opinión, «fue una orientación necesaria en su momento».
Uno de los elementos más sorprendentes de la audiencia fue la insistencia de Saito en su falta de recuerdo sobre varios de los incidentes denunciados. «No lo recuerdo», repitió en varias ocasiones ante los interrogatorios.
No obstante, también admitió que subestimó el impacto que sus palabras podían tener en los funcionarios bajo su mando. «Es sorprendente lo rápido que mis palabras se transmiten entre los trabajadores de la prefectura. Debo ser más cuidadoso con lo que digo», reconoció.
«SAITO… NO SE AJUSTA A LA RELIDAD»
El exgobernador de Osaka y comentarista en televisión, Toru Hashimoto, fue crítico en su evaluación del caso. Según Hashimoto, la actitud de Saito refleja un desconocimiento de cómo funciona el poder en una administración pública.
«El gobernador tiene todo el control sobre el personal y el presupuesto, y eso genera un ambiente tenso. No es como en una empresa privada donde hay contrapesos. Aquí, una sola palabra del gobernador puede generar temor», explicó Hashimoto, subrayando que el estilo de gestión de Saito, traído de su experiencia en el Ministerio del Interior, no se ajusta a la realidad de las administraciones locales.
«UN COMPORTAMIENTO ARCAICO»
Uno de los momentos más criticados de la gestión de Saito fue su reacción ante una aparente nimiedad: ser obligado a caminar 20 metros desde su coche oficial hasta la entrada de una instalación pública.
Aunque el gobernador admitió haber «señalado con firmeza» el incidente, negó que fuera motivo de enojo. «Mi queja no fue por caminar, sino porque no se garantizó un acceso adecuado al vehículo», aclaró Saito, justificando su comportamiento en términos de eficiencia operativa.
Hashimoto, sin embargo, no se mostró tan comprensivo. «Nunca he reprendido a nadie por algo tan trivial. Pero sé que algunos ministros en el gobierno central sí lo hacen. Saito simplemente está replicando un comportamiento arcaico que ya no tiene cabida», sentenció.
«LOS POLÍTICOS SE SIENTEN INTOCABLES»
La controversia también ha reabierto el debate sobre la cultura política en Japón. Kazuma Shin, comentarista en la cadena Fuji TV, comparó el comportamiento de Saito con el de «un ejecutivo de una empresa tóxica», afirmando que este tipo de actitudes son comunes entre los políticos electos, quienes a menudo se sienten intocables debido a su mandato popular. Para Shin, el problema radica en una estructura de poder donde los funcionarios temen contradecir a sus superiores.
La polémica ha avivado las críticas hacia Saito, no solo por las acusaciones de acoso, sino también por comentarios despectivos como llamar «mentiras flagrantes» a las denuncias en su contra. Según Hashimoto, fue precisamente esa actitud la que exacerbó la situación y llevó a la organización a reaccionar de manera defensiva, creando un clima aún más tenso en la administración local. (RI/AG/International Press)