Treinta años después de su sellado, la cápsula del tiempo que descansaba bajo el monumento de la «Ave Fénix» en el Museo de Manga Osamu Tezuka, en Takarazuka, ha sido finalmente abierta.
En su interior, se encontraron mensajes de niños, ciudadanos y documentos que reflejaban los sueños y esperanzas de una sociedad comprometida con la paz. Este emotivo evento renovó el compromiso de los asistentes con la causa que inspiró el gesto tres décadas atrás.
El museo, dedicado a la figura del célebre mangaka Osamu Tezuka, abrió sus puertas en abril de 1994. El «Ave Fénix», un símbolo recurrente en la obra del autor que representa la vida y su continuo renacer, fue erigida en agosto de ese mismo año como un emblema de la paz eterna que la ciudad aspiraba a preservar.
En su base, la cápsula del tiempo quedó sellada con el objetivo de ser abierta 30 años más tarde, como testimonio del compromiso con ese sueño de una sociedad pacífica.
UN TESORO DE RECUERDOS Y MENSAJES
La cápsula, compuesta por dos contenedores metálicos de aproximadamente 80 centímetros de largo y 40 de altura, albergaba una amplia variedad de objetos. Entre ellos, periódicos y revistas de la época, panfletos del famoso Takarazuka Revue, y menús de restaurantes locales, que ofrecían una ventana a la vida cotidiana de 1994.
No obstante, el contenido más significativo eran las cartas escritas por estudiantes y ciudadanos, cientos de mensajes dirigidos al futuro y que hoy regresan a sus autores.
El 20 de agosto se celebró la ceremonia de apertura en el Centro Municipal de Artes y Cultura de Takarazuka, contiguo al museo. En el evento estuvieron presentes figuras notables como Taichirō Shoji, alcalde en 1994, y Makoto Tezuka, hijo de Osamu y actual director honorario del museo. También asistió Yoshiko Okabe, de 95 años, quien fue presidenta de la ya disuelta Asociación de Víctimas de la Bomba Atómica de Takarazuka.
Con la participación de niños y los asistentes más veteranos, el momento de la apertura de os contenedores fue recibido con sorpresa y emoción al ver los objetos en un estado casi impecable.
REFLEXIONES SOBRE LA PAZ
Ayako Morita, quien en 1994 era una niña de sexto de primaria, fue una de las personas que dejó su mensaje. En su carta, titulada «Para mi yo del futuro», expresaba sus sueños y reflexiones sobre las vacaciones de verano y cómo esperaba que sería su vida en 30 años.
Ahora, a los 41, señaló que lo que más le inspira paz es el tiempo cotidiano que pasa con su hijo, quien la acompañaba al evento. «Esos momentos sencillos con mi hijo me hacen sentir que la paz es algo que quiero que dure para siempre», afirmó mientras miraba con cariño a su hijo de cinco años.
Por su parte Makoto Tezuka, enfatizó la importancia de la paz como un valor fundamental que su padre siempre defendió. “Mi padre siempre creyó que la paz era sinónimo de felicidad. Hoy más que nunca debemos reflexionar sobre cómo podemos mantener esa paz a lo largo del tiempo”, dijo.
Mientras tanto, Yoshiko Okabe, quien ha dedicado gran parte de su vida a contar su experiencia como sobreviviente del bombardeo atómico, recordó a los presentes que “la paz no es algo que pueda darse por sentado. Es un logro que se ha alcanzado con el sacrificio de muchas vidas valiosas».
UNA NUEVA CÁPSULA EN 2025
Con la apertura de la cápsula del tiempo, la ciudad de Takarazuka ha anunciado su intención de sellar una nueva cápsula para la posteridad, la cual será depositada en el mismo monumento en marzo de 2025.
Los ciudadanos ya están siendo invitados a contribuir con nuevos mensajes de esperanza, con la promesa de que esta nueva cápsula será abierta en otros 30 años. (RI/AG/IP/)
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