Una mujer en la treintena que reside en la prefectura de Iwate tiene un padre que la considera casi una empleada doméstica.
En una carta que dirige a Yomiuri Shimbun, relata que su madre fue hospitalizada y que su padre, como no quiere hacer las tareas del hogar, le pide que vaya a su casa para que las haga.
La mujer está casada y vive a una hora en automóvil de la casa de sus papás.
Su padre le dijo que fuera solo una vez a la semana, pero él no sabe usar el microondas, la olla arrocera o la lavadora. Ni siquiera lava los platos.
Para tener la casa en orden y limpia, es necesario que alguien vaya a su casa al menos tres veces por semana, dice la mujer.
No puede recurrir a los servicios de limpieza porque no cubren el área donde vive su progenitor.
Cuando la mujer le explicó la situación a su padre, este se enojó: “Como la mujer que se supone que debe cuidarme no está haciendo su trabajo, tengo que pasar por muchos problemas”.
La residente en Iwate también tiene problemas con su esposo. “Si quieres cuidar tanto de tu padre, tal vez tenga que considerar el divorcio”, le dijo.
La mujer pregunta cómo puede hacer que su papá se encargue de las tareas de su casa solo.
El escritor Tomomi Fujiwara le responde que es irracional la postura del padre, que cree que su esposa es su empleada y que si no está ella, su hija debe cumplir con ese rol.
“Tú eres su hija. Sin embargo, debes recordar que ya eres independiente de tus padres y vives tu propia vida”, le responde Fujiwara vía Yomiuri.
La mujer debe establecer sus prioridades.
Si quiere priorizar la relación con su esposo y la familia que con él ha formado, debe ir a la casa de su papá solo una vez a la semana, fijando de antemano cuánto tiempo permanecerá allí ayudando.
“Debes decirle claramente a tu padre que no harás más porque tienes que dedicarte a tu propia familia”, añade.
“Nunca olvides lo que valoras en tu vida, incluyéndote a ti misma”, finaliza. (International Press)