El viernes el Parlamento de Japón aprobó un proyecto de ley que establece un nuevo de programa de empleo de trabajadores extranjeros que preocupa en la prefectura de Gunma.
El nuevo sistema laboral sustituye al de aprendices, criticado por ser fuente de explotación y mano de obra barata.
El programa actual impide a los aprendices extranjeros cambiar de trabajo hasta que no cumplan su periodo de tres años de capacitación.
En muchos casos, los extranjeros son sometidos a abusivas condiciones laborales y ante la dificultad de aguantar los tres años de contrato huyen y “desaparecen”.
El nuevo sistema permitirá a los extranjeros mudarse de empleo en uno o dos años.
Esta disposición no ha caído bien en Gunma, donde temen que los extranjeros asentados en la prefectura migren a las grandes ciudadades atraídos por salarios más grandes.
El jefe de una organización supervisora que recluta a aprendices explica -en diálogo con Mainichi Shimbun- que las compañías que los emplean asumen costos iniciales (la enseñanza del idioma japonés, por ejemplo) y otros relacionados con viajes o necesidades diarias.
Si los extranjeros se cambian de trabajo uno o dos años después, ¿se compensará a las empresas que invirtieron en ellos?, dice.
De acuerdo con cifras de octubre pasado, el salario mínimo en Gunma es de 935 yenes (5,92 dólares) por hora, más bajo que en las prefecturas de Saitama (1.028 yenes o 6,51 dólares) y Tokio (1.113 yenes o 7,05 dólares).
Ante la mayor facilidad que tendrán los extranjeros para cambiar de trabajo, en busca de mayores ingresos, el líder de la organización supervisora de Gunma se pregunta: “¿Los recursos humanos que nos hemos tomado la molestia de formar simplemente se irán hacia las zonas urbanas?”. (International Press)