En enero de 2024, una mujer de 27 años de la prefectura de Fukuoka se mudó a Londres para trabajar en el sector de gestión empresarial.
Sus principales clientes son personas de Japón que desean conectarse con gente en Europa.
Le pagan en moneda japonesa. Cada mes recibe alrededor de 500.000 yenes netos.
Cuando recién llegó, dicha suma equivalía a unas 2.800 libras; ahora son 2.500.
Paga 1.500 libras por el alquiler del tercer piso de una casa. Debido a la depreciación del yen, tres meses después de mudarse la renta le cuesta 30.000 yenes más.
La prolongada debilidad del yen supone un duro golpe para esta mujer que pasa la mayor parte de su tiempo libre mirando su teléfono inteligente, revela Asahi Shimbun.
¿Instagram? ¿X? No.
¿Entonces? La fluctuación del tipo de cambio yen-libra.
“Es como las redes sociales. Lo reviso todo el tiempo”, dice.
La japonesa, que se mudó al Reino Unido para crecer como persona y profesional, estaba preparada para los altos precios y alquileres en Londres, pero no para una reducción de su salario como efecto de la caída del yen.
Cuando estaba en Japón, frecuentaba un gimnasio y salones de manicura. En Londres, imposible.
En Japón, compraba en los supermercados sin fijarse en los precios. En Londres, los verifica con minuciosidad.
“Estoy caminando mucho ahora”, dice la mujer, que así ahorra los costos de viajar en metro.
“Quiero mantener mis gastos lo más bajos posible”, añade.
Sus ahorros en yenes están menguando. “Me siento impotente”.
Para incrementar sus ingresos está pensando en trabajar en un restaurante, algo que, además, le permitiría ahorrar en los gastos de comida.
La idea de retornar a Japón la ronda constantemente, pero, por otro lado, no renuncia a su plan de aguantar al menos dos años viviendo en el extranjero.
Su futuro depende del yen. Por eso mira tanto su teléfono. (International Press)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.