El mes pasado, Mitsuo Tanigami, un hombre de 89 años que reside en Kobe, decidió visitar a sus hijos Naoya, que vive en Tokio, y su hija, Sayuri, que vive en la prefectura de Aichi.
Sin embargo, no eligió el camino convencional: tomar un tren. Lo hizo en bicicleta.
Mitsuo, exdirector de un estudio fotográfico, recorrió nada menos que 600 kilómetros, destaca el portal SoraNews24.
Sin GPS, Google Maps u otra herramienta afín, solo con un mapa de papel, el octogenario inició su recorrido el 17 de marzo.
Pasó por sitios como el lago Biwa y el monte Fuji, y se alojaba en hoteles o posadas.
MItsuo marcaba con un lápiz en el mapa su ruta a medida que avanzaba. Cuando se perdía, preguntaba a los residentes locales, que lo orientaban.
Fue cualquier cosa menos un viaje fácil. Pasó por lugares donde había fuertes lluvias y vientos y se cayó de su bicicleta con asistencia eléctrica unas 20 veces.
Al tercer día llegó a Aichi, donde vive su hija Sayuri, en cuya casa estuvo dos días.
Luego reanudó su marcha y en la prefectura de Kanagawa atravesó los empinados pasos de montaña de Hakone.
Finalmente, el 25 de marzo llegó a Tokio.
Mitsuo llevaba consigo un smartphone que permitía a su hijo Naoya rastrear su avance, así que cuando su padre llegó a donde vivía, salió a la calle a recibirlo.
“Fue una experiencia dura, pero estoy feliz de haber podido hacer feliz a mi hijo”, dijo el anciano.
Padre e hijo pasaron unos días juntos y Mitsuo retornó a Kobe (en tren o avión) sin su bicicleta, que dejó en la casa de Naoya. (International Press)