El lunes, el gobierno de Japón levantó parcialmente el veto a los servicios de transporte compartido para que personas que no son taxistas formales y con un permiso de conducir estándar puedan desempeñarse como tales.
Estas personas pueden utilizar sus propios vehículos para ofrecer servicios de taxi. Sin embargo, no pueden hacerlo por cuenta, sino bajo la supervisión de una compañía de taxis.
Además, solo pueden hacer taxi en días y horas específicos, señala Kyodo.
Su alcance se limita a las prefecturas de Tokio (sus 23 distritos y las ciudades de Musashino y Mitaka), Kioto, Kanagawa (viernes, sábados y domingos en Yokohama) y Aichi (viernes y sábados en Nagoya).
Por ahora solo se aceptan pagos sin efectivo.
Con esta medida, el gobierno busca atenuar el impacto de la escasez de taxistas en el país.
Está previsto que en mayo el servicio se amplíe a las ciudades de Sapporo, Sendai, Saitama, Chiba, Osaka, Kobe, Hiroshima y Fukuoka.
Lo que todavía no está permitido en Japón es el funcionamiento pleno de servicios como el de Uber, que conectan directamente a los dueños de automóviles particulares con personas que necesitan transporte. El tema aún es materia de discusión. (International Press)
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