La princesa Kate (42), heredera al trono de Reino Unido, publicó un vídeo en su red social informando que le habían diagnosticado cáncer y que había comenzado tratamiento de «quimioterapia preventiva». Cuando se creía que su aparición iba a calmar las demandas de información de la población sobre su estado de salud, ha sucedido que las especulaciones han crecido aún más rápido.
Las teorías de la conspiración no han hecho más que fortalecerse hasta el atrevimiento de afirmar que la Princesa había muerto.
Muchos usuarios de X (anteriormente Twitter) y TikTok comenzaron a afirmar que el mensaje de vídeo era un deepfake que utilizaba inteligencia artificial (IA). Algunos internautas publicaron videos reproducidos en cámara lenta y afirmaron que las hojas de los árboles detrás de Kate no se movían en absoluto, mientras que otros examinaron sus expresiones faciales y dijeron que no tenía los mismos hoyuelos que antes.
También circuló información errónea sobre el tipo de cáncer que padece e historias tejidas por los grupos antivacunas.
Mucha gente se adhirió a la teoría de la conspiración que vincula a la Princesa Kate con el infundado cuento del «turbo cáncer», que sostiene que su cáncer progresó rápidamente después de ser vacunada contra el coronavirus.
«Una vez que se siembran las semillas de la sospecha y la gente pierde la confianza, las teorías de la conspiración cobran fuerza», explicó a la agencia AFP Karen Douglas, profesora de psicología social en la Universidad de Kent.
La académica sostiene que las noticias falsas se vieron exacerbadas por el secretismo de la familia real y quizás por una mala estrategia de relaciones públicas. «La familia real podría haber controlado la situación mucho antes», declaró Douglas. (RI/AG/)