Kosho Nakashima, un hombre de 35 años, es autor de un libro sobre las anfitrionas filipinas en bares en Japón.
Durante su investigación, conoció a una filipina con la que se casó y ahora es madre de sus tres hijos (el tercero en camino).
Su vida ha inspirado la película “Be My Guest, Be My Baby”, que busca romper estereotipos sobre las mujeres filipinas que trabajan como anfitrionas en Japón, según su director, Mitsuhito Shiraha.
En declaraciones a Asahi Shimbun, Shiraha sostiene que muchos filmes retratan la violencia y el sexo como un sistema de dos categorías (por ejemplo, mujeres filipinas víctimas y hombres japoneses abusadores), una dicotomía que él quiere deshacer con su obra.
Su película gira en torno a Shota, una estudiante de posgrado que investiga la explotación de las anfitrionas filipinas en Japón y que conoce a una, Mika.
La mujer está casada, pero en un matrimonio falso creado por una organización yakuza. Gana 60.000 yenes (398 dólares) al mes y vive en una habitación que está vigilada.
Shota y Mika estrechan su relación y él acaba convertido en su proxeneta.
Volviendo a Nakashima, el hombre sobre cuya vida se erige la película, subraya que los bares filipinos son “esenciales” cuando se aborda la historia de los filipinos que viven en Japón.
El escritor mira a la gente más allá de diferencias étnicas, culturales o de otro tipo.
“Debemos ver a los demás tal como son, y no tiene nada que ver con si son filipinos o japoneses, si tienen discapacidades o no, o si son hombres o mujeres”, dice. (International Press)
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