¿Cuántos pacientes hay con enfermedades cerebrovasculares en Japón?. El número de pacientes es de aproximadamente 1,74 millones, según datos del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social.
Estas enfermedades representan el cuarto motivo de muerte en Japón después del cáncer, los ataques cardíacos y neumonía, pero ocupa el segundo lugar por la estrecha relación que guarda con los males del corazón .
El problema es agudo y cada vez más oneroso. Según el resumen de los «Gastos nacionales de atención médica» del año fiscal 2019, de los 31,9 billones de yenes en gastos médicos, las enfermedades cardiovasculares eran la mayor parte con 6,14 billones de yenes o el 19,2%.
Es decir, las enfermedades cardiovasculares no solo tienen un impacto significativo en la vida y la salud de la población, sino que también afectan considerablemente a toda la sociedad.
Dado este panorama, con el objetivo de prolongar la vida saludable de todos y reducir la carga de atención médica y de atención a largo plazo, ya en diciembre 2018 se promulgó la Ley Básica para el Plan de Medidas contra los Accidentes Cerebrovasculares y Enfermedades Cardíacas (Ley Nº 105) que entró en vigor en diciembre de 2019, justo antes de la pandemia.
Basados en esta ley, se elaboró un plan básico para promover medidas contra las enfermedades cardiovasculares que, en la primera etapa, quedó estableció en octubre de 2020.
TIPOS DE ENFERMEDADES CEREBROVASCULARES
Las enfermedades cerebrovasculares (ictus) incluyen la obstrucción de los vasos sanguíneos cerebrales, conocida como infarto cerebral o accidente cerebrovascular isquémico, la ruptura de los vasos sanguíneos cerebrales o accidente cerebrovascular hemorrágico, y la formación de aneurismas en parte de los vasos sanguíneos cerebrales que pueden provocar una hemorragia subaracnoidea.
Según la «Encuesta de pacientes» de 2020 (Año 2 de Reiwa), el número de pacientes con enfermedades cerebrovasculares fue de 1.742.000 (940.000 hombres y 801.000 mujeres). En términos de sexo y edad, hay un mayor número de pacientes en hombres de entre 70 y 79 años (365.000) y mujeres de 80 años o más (361.000).
RECONOCIENDO LOS SÍNTOMAS
Cuando está ocurriendo un infarto cerebral o una hemorragia cerebral, las células cerebrales se dañan, lo que puede resultar en pérdida de conciencia, parálisis parcial, trastornos del habla, reducción de la visión y, en casos más graves, deterioro cognitivo.
En el caso de la hemorragia subaracnoidea, la parálisis es menos común, pero pueden ocurrir fuertes dolores de cabeza y trastornos de conciencia de manera repentina.
Si se inicia un tratamiento adecuado de manera rápida, a menudo es posible recuperarse sin secuelas. Además, muchas personas experimentan una recuperación significativa a través de la rehabilitación.
Sin embargo, las enfermedades cerebrovasculares conllevan un alto riesgo, pudiendo dejar secuelas como parálisis parcial, demencia, postración en cama o incluso resultar fatales. Aunque los síntomas del ataque a menudo aparecen repentinamente, también pueden presentarse síntomas previos como dolor de cabeza, mareos, entumecimiento de la lengua, brazos o piernas, y hormigueo en la cara.
TRATAMIENTO Y REHABILITACIÓN
Cuando aparecen los síntomas mencionados anteriormente, es necesario recibir un tratamiento adecuado de manera urgente, como llamar a una ambulancia de inmediato.
En el caso de un infarto cerebral, si se trata dentro de las 4 horas y media desde la aparición de los síntomas, es posible utilizar un medicamento para disolver el coágulo y aumentar las posibilidades de curación. Sin embargo, la hospitalización suele ser prolongada, con un promedio de 77,4 días, según la «Encuesta de pacientes» del Ministerio de Salud de 2020.
PREVENCIÓN Y CONTROL
Para prevenir enfermedades cerebrovasculares, es importante tratar los factores de riesgo que están relacionadas con el estilo de vida:
– hipertensión arterial
– diabetes
– trastornos metabólico
– arritmias cardíacas
Es crucial evitar fumar y beber alcohol en exceso, realizar ejercicio moderado, así como seguir una dieta baja en sal y equilibrada. Esta es una manera de retardar la enfermedad, evitarla o, en caso de resultar afectados, acelerar la recuperación. (RI/International Press)