El 24 de noviembre, poco después de las 2 de la tarde, un septuagenario que reside en la prefectura de Hyogo ingresó a un banco para realizar una transferencia.
“Es por un boleto de avión de 220.000 yenes (1.533 dólares). Tengo que pagar a la agencia de viajes”, dijo. Estaba impaciente, revela Mainichi Shimbun.
Por suerte, la empleada que lo atendió no se limitó a hacer lo que le pedía. Sospechando que algo malo se cocinaba, le preguntó al anciano qué le pasaba.
El hombre le contó que su novia, una exoficial militar estadounidense de 26 años, estaba en “una zona de guerra en Israel”, donde no podía retirar dinero. Ella quería viajar a Japón para verlo, así que le pedía plata para el pasaje de avión.
La empleada, una joven de 20 años llamada Mizuki Maetani, avisó a su supervisor y el banco llamó a la policía.
Como ella sospechaba, todo era una estafa.
El estafador había establecido contacto con el anciano a través de Facebook tres meses antes. De ahí habían pasado a comunicarse vía LINE. Nunca se habían visto y su “novia” le había dicho que quería viajar a Japón para conocerlo.
El hombre, al principio, se negó a reconocer que se trataba de un fraude. Dijo que estaba informado acerca de las estafas románticas, pero no creía que el caso que lo envolvía lo fuera.
Finalmente la policía consiguió convencerlo.
Hablando de la policía, le entregó a la empleada del banco un certificado de agradecimiento por haber salvado al anciano.
“Me acordé de la importancia de comunicarse con los clientes”, dijo la mujer.
Algunos se sienten incómodos cuando les hacen muchas preguntas, pero es deber de de los trabajadores de banco detener el fraude, añadió.
El caso del septuagenario no es único. Ha habido un aumento de estafas por parte de delincuentes que convencen a las víctimas de estar en una zona de guerra o inestable para sacarles dinero. (International Press)
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