Si Masamune Higashino, un taxista de 61 años residente en la prefectura de Hyogo, se hubiera limitado a hacer su trabajo, probablemente la joven que se subió a su vehículo el 13 de octubre estaría muerta.
Ese día, la mujer tomó el taxi de Higashino frente a la estación de Fukusaki y le pidió que la llevara a una represa, un viaje que tomaría alrededor de una hora.
Es un destino inusual. Sin embargo, las represas se han vuelto populares por las vistas que ofrecen y para hacer fotos, revela el portal SoraNews24.
Pero ya era de noche y estaba demasiado oscuro para tomar fotos o admirar el paisaje. Además, la chica no parecía entusiasmada en absoluto.
“No me sentía bien dejándola allí así”, recuerda el taxista. Intuyó que algo andaba mal.
Cuando ella pagó la tarifa y se bajó, Higashino no reanudó la marcha en busca de otro pasajero.
Salió de su vehículo y comenzó a caminar por el lugar con ella. No quería dejarla sola.
Después de un tiempo, la joven le dijo que quería regresar a la estación.
En el viaje de vuelta, la mujer comenzó a llorar y le confesó al chofer que había ido hasta la presa para saltar desde lo alto y suicidarse.
La presencia de Higashino la había disuadido.
Mientras se dirigían a la estación, el taxista intentó animarla: “Si mueres, mucha gente estará triste”.
Le pidió el número de teléfono de su familia y llamó para informar a sus parientes de la crítica situación. También alertó a la policía
Gracias a su extraordinaria acción, el taxista recibió un certificado como muestra de reconocimiento por parte de la policía de la ciudad de Fukusaki. (International Press)