La obsesión por los llamados “chika idols” (cantantes no muy conocidos que actúan en lugares pequeños en Japón) puede llevar a extremos como el robo.
Lo sufre en carne propia una mujer residente en Tokio cuya hija veinteañera no solo gasta todo su salario en esos cantantes (para ir a sus conciertos, por ejemplo); también le roba a su madre.
La mujer, una persona divorciada que ha criado a su hija sola, revela en una carta dirigida a Yomiuri Shimbun que la chica le roba joyas y bolsos de marca.
“Cuando le dije que ya no podía vivir con una ladrona, se molestó y dijo que no tenía adónde ir. Siempre que ella acumula deudas, soy yo quien tiene que pagarlas. Ni siquiera ayuda con los gastos de manutención de la casa”, dice.
Además, parece que la chica, que salta de trabajo en trabajo sin asentarse en ninguno, pide dinero prestado a varias personas.
La mujer le ha dicho a su hija que vea a un psiquiatra, pero la joven se niega.
“Estoy cansada de vivir con mi hija, pero no puedo abandonarla. ¿Qué tengo que hacer?”, pregunta en busca de ayuda.
El psiquiatra Yutaka Ono le responde que si bien piensa que la mujer es una persona amable y considerada que se preocupa mucho por su hija, cree que es permisiva con esta.
La chica tiene que darse cuenta de que lo que hace es inaceptable y afrontar ella misma el problema.
Es decir, la madre no tiene que pagar sus deudas. “Ud. debe dejar de arreglar su desastre para que ella pueda reconocer que lo que está haciendo está mal”, dice.
Por último, le pide a la mujer de Tokio que no lidie con el asunto sola y que busque la ayuda de alguien en quien confíe. (International Press)
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