La pobreza no fue la única causa de la migración masiva de japoneses a Brasil en la primera mitad del siglo pasado.
Miles de familias decidieron abandonar Japón tras el Gran Terremoto de Kanto, en 1923.
Una de ellas fue la de Ryo Mizuno, considerado el padre de la inmigración japonesa a Brasil, revela Mainichi Shimbun.
Mizuno fue quien hizo posible el primer viaje en barco de inmigrantes japones a Brasil, el Kasato Maru, en 1908.
Tres años antes había estado en el gigante sudamericano para evaluarlo como posible destino migratorio. Como entonces no había barcos que viajaran de Japón a Brasil, llegó a este país a través de Perú y Argentina.
Mientras tanto, su familia vivía en Tokio y migrar a Brasil no estaba en sus planes.
Todo cambió el 1 de septiembre de 1923 con el devastador terremoto de magnitud 7,9.
Mizuno no estaba en su casa en Tokio (ausente de viaje en Brasil), pero sí su esposa Maki con dos hijos pequeños.
Maki tomó a sus dos hijos, uno en la espalda y al otro de la mano, para huir de las tormentas de fuego.
La bahía de Tokio estaba llena de cuerpos de personas que habían muerto intentando huir.
Maki y los niños se salvaron, pero cuando Mizuno regresó a Japón, la mujer le dijo: “No me importa dónde, solo quiero ir a un lugar sin terremotos”.
En 1924 migraron a Brasil, donde nació Ryuzaburo, hijo de los Mizuno.
Ryuzaburo, hoy un hombre de 92 años, recuerda en declaraciones a Mainichi que su madre le decía a menudo que nunca había sufrido algo tan horrible como el cataclismo de 1923.
Mucha gente perdió sus propiedades debido al terremoto y el gobierno japonés, para ayudarla, incentivó la migración a través de subsidios de viaje.
Aunque Ryo Mizuno fue el artífice del primer viaje de inmigrantes japoneses a Brasil y viajó a este país más de 10 veces hasta 1941 para contribuir al establecimiento de la comunidad nikkei (la más grande del mundo), su legado quedó manchado por unas deudas que no pudo pagar.
Estaba previsto que el primer barco con inmigrantes llegara a Brasil el 30 de mayo de 1908. Sin embargo, el Kasato Maru partió con retraso del puerto de Kobe y llegó a Sao Paulo el 18 de junio.
Se había acordado que el gobierno de Brasil correría con los gastos de los inmigrantes (la comida, por ejemplo), pero debido al retraso no lo hizo y exigió a Mizuno el pago de una multa por incumplimiento de contrato.
Mizuno no tenía dinero a la mano y lo recolectó de los inmigrantes para cancelar la multa, con el compromiso de devolverlo más adelante.
El hombre viajó a Japón para conseguir el dinero, pero cuando regresó a Brasil un año después, muchos de los inmigrantes habían dejado sus lugares de trabajo originales debido a las duras condiciones laborales y Mizuno no pudo pagarles.
No poder honrar sus deudas enlodó su reputación, al extremo de que su hijo Ryuzaburo confiesa que tenía vergüenza de su padre.
Su percepción ha ido cambiando con los años. Hoy lo considera de una manera totalmente distinta.
“Pensó en mejorar la vida de los inmigrantes hasta el final. Ahora puedo estar orgulloso de él”, dice. (International Press)