El nivel del salario mínimo japonés palidece en comparación otros grandes países. El promedio nacional actual es de 961 yenes frente a un equivalente de 1.749 yenes en Alemania, 1.679 yenes en Francia y más de 2.000 yenes en California (EEUU). Hasta mañana 28 de julio, un subcomité ministerial discutirá elevar ese mínimo a más de 1.000 yenes.
Un comentario del diario Nikkei, sostiene que aún con esa mejora «no se puede prever que haya una sensación real de mejora del nivel de vida en la población».
Antes, el exprimer ministro Shinzo Abe y luego la administración de Fumio Kishida se han fijado el objetivo de aumentar el salario mínimo nacional a 1.000 yenes o más, pero las circunstancias, incluida la pandemia, han ido demorando esa realización. El Consejo Central de Salario Mínimo, un organismo asesor del Ministro de Salud, Trabajo y Bienestar que tiene entre sus miembros a la patronal y a los trabajadores, debe emitir este viernes una posición.
En el consejo, los trabajadores pidieron un aumento de alrededor del 5%. Esto se debe a que «el ingreso anual se mantendrá (en el año fiscal 2023) al nivel de un empleado pobre con un ingreso anual de alrededor de 2 millones de yenes».
INCLUSO 1.000 YENES SERÍA INSUFICIENTE
Muchos en Japón trabajan cerca del salario mínimo. Por ejemplo, entre las empresas con menos de 30 empleados, el 19,2 %, o 1 de cada 5, tenía un salario por hora inferior al estándar establecido para el año fiscal 2022. Ese porcentaje casi se ha cuadruplicado en los últimos diez años.
Según una encuesta realizada por Tokyo Shoko Research, entre las quiebras corporativas entre enero y junio de este año, 51 casos se debieron al aumento de los costos laborales y la escasez de recursos humanos, tres veces más que en el mismo período del año pasado.
Excluyendo las fluctuaciones de precios, los salarios reales cayeron un 0,9% interanual en mayo, marcando el decimocuarto mes consecutivo de crecimiento negativo.
El consejo establecerá pautas para cada prefectura en tres categorías, y cada prefectura decidirá el salario mínimo después de agosto. Actualmente, el más bajo es de 853 yenes en la prefectura de Okinawa, entre otros. Incluso si el promedio nacional llega a 1.000 yenes o más, se cree que haya regiones que no podrán alcanzar esa cantidad.
En la actualidad, el impulso de los aumentos de precios en Japón es más fuerte que el de los aumentos de salarios. Excluyendo las fluctuaciones de precios, los salarios reales cayeron un 0,9% interanual en mayo, marcando el decimocuarto mes consecutivo de crecimiento negativo.
Para que las personas sientan que sus vidas han mejorado, es fundamental que la inflación disminuya y que los salarios sigan aumentando. No obstante, las empresas japonesas están lejos de apoyar esa posibilidad, mientras que el gobierno sigue sin crear mejores condiciones para que ello ocurra.
«No se trata solo de aumentar el precio del salario mínimo por hora a 1.500 yenes, sino que lo importante es descubrir cómo levántalo», afirma el profesor Hisashi Yamada de la Universidad de Hosei, citado por el Nikkei.
Según datos comparativos del Instituto de Investigación de Japón, el salario mínimo por hora en Australia aumentó este mes un 8,7% a más de 2.200 yenes.
ODIOSAS COMPARACIONES
Según datos comparativos del Instituto de Investigación de Japón, el salario mínimo por hora en Australia aumentó este mes un 8,7% a más de 2.200 yenes.
El pasado 19 de julio, Corea del Sur decidió aumentar el salario mínimo en 2.024 a 9.860 wones (unos 1.080 yenes) por hora, un aumento del 2,5 % respecto al año anterior. En Indonesia, el salario mínimo por regiones aumentó entre un 6 y un 7 % en comparación con el año anterior.
En Japón, el salario mínimo nacional aumentó en promedio un 3% anual desde 2016, con una caída durante la pandemia. El consejo asesor del gobierno busca esta vez un incremento del 4%. Aún así, el propósito está lejos de la realidad. (RI/NI/International Press)
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