Alrededor de 2.000 personas al año sufren intoxicación alimentaria por la bacteria Campylobacter en Japón.
Entre 2020 y 2022, las infecciones se redujeron a 700-900 anuales por las restricciones derivadas de la pandemia, que causaron un fuerte descenso en el número de personas que van a restaurantes.
Este año, sin embargo, en medio de la paulatina normalización de la vida social en el país, está aumentando la afluencia de gente a los establecimientos de comida y, por consiguiente, de los casos de intoxicación por Campylobacter.
Por ello, el Ministerio de Salud japonés ha exhortado al público a ser precavido con respecto al consumo de pollo crudo o medio cocido, donde se encuentra la mencionada bacteria, advierte Mainichi Shimbun.
Una persona infectada con Campylobacter puede presentar dolor de estómago y diarrea, entre otros síntomas.
Por lo general no muere, pero los niños y los ancianos corren el riesgo de enfermar de gravedad.
La bacteria, además, puede provocar el síndrome de Guillain-Barré, que podría causar dificultad para respirar y parálisis de las extremidades y la cara.
Como medida preventiva, el experto Hiroshi Urakami aconseja “no comer sashimi de pollo”.
Alrededor del 70 % de los casos ocurren en los restaurantes.
En 2016, un hombre de 42 años desarrolló el síndrome de Guillain-Barré (le causó discapacidad en las extremidades) después de comer tataki de pollo en un restaurante en la prefectura de Hyogo.
El caso se cerró con un acuerdo entre las partes de aproximadamente 100 millones de yenes (720.000 dólares). (International Press)