Una tarde de julio de 2022, Ryuji Tanigawa, un empresario de 61 años que reside en Kobe, se dio cuenta de que no podía hacer llamadas en su teléfono.
Cuando averiguó que los smartphones de las personas a su alrededor funcionaban normalmente, fue a una tienda de telefonía móvil cerca de su trabajo.
Allí se enteró de que alguien en una tienda en Kioto, lejos de donde estaba, había cancelado su contrato y cambiado su número a otro operador de telefonía móvil.
Acto seguido, chequeó su cuenta bancaria por internet. Alguien había transferido alrededor de 10 millones de yenes (71.400 dólares) a una persona que no conocía.
El número de teléfono del empresario había sido secuestrado por una banda criminal, una modalidad delictiva en crecimiento en Japón desde el año pasado, advierte Mainichi Shimbun, que explica cómo funciona.
El estafador envía un mensaje de texto al teléfono de la víctima para llevarla a un sitio web falso que roba su información personal.
Una vez con la información en su poder, el estafador se apropia del número de la persona y reporta que su teléfono se ha perdido. Así logra que le entreguen una tarjeta SIM nueva, cancela el contrato de la víctima y se cambia a un nuevo proveedor.
La tarjeta SIM se inserta en un smartphone en poder de la banda y en ese momento se anula la línea de la víctima. Con el control total del número, los delincuentes inician sesión en la cuenta bancaria en línea de la persona.
Si bien las instituciones financieras establecen “contraseñas de un solo uso” por un tiempo limitado para evitar el fraude, eso no sirve si el sistema está configurado de tal manera que el password se envía por mensaje de texto, pues lo recibe el teléfono en manos de los delincuentes, revela Mainichi.
En mayo la policía arrestó a una mujer desempleada residente en la prefectura de Tochigi involucrada en 25 casos de secuestros de números.
La mujer ganó 1,2 millones de yenes (8.500 dólares) durante tres meses y medio por su “trabajo”. La delincuente habría sido reclutada tras postular a un “yami baito”, un trabajo de medio tiempo “turbio”.
Para no ser víctima de estos delincuentes, se recomienda no abrir enlaces o archivos adjuntos en correos electrónicos sospechosos. (International Press)
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