Indignados y decepcionados. Así se sienten muchos sobrevivientes de la bomba atómica de Japón con respecto a la cumbre de líderes del G-7 que se realizó en Hiroshima el fin de semana.
El domingo, a través de una declaración, los jefes de Estado expresaron su apoyo a la posesión de armas nucleares para fines de disuasión y seguridad.
Asimismo, ignoraron el tratado de la ONU que prohíbe las armas nucleares.
La activista Setsuko Thurlow, que tenía 13 años cuando la bomba atómica cayó sobre su tierra, Hiroshima, calificó la cumbre como un “gran fracaso”, informa Kyodo.
La mujer que ahora reside en Canadá también se refirió a la Visión de Hiroshima sobre el Desarme Nuclear, declaración emitida en la cumbre, como una “blasfemia contra los supervivientes de la bomba atómica”.
Thurlow dijo que no sintió pulso ni calidez en las voces de los líderes del G-7.
La mujer perdió a ocho parientes, entre ellos un sobrino de cuatro años, por el ataque atómico.
Por su parte, la Confederación Japonesa de Organizaciones de Víctimas de las Bombas A y H sostuvo que la cumbre destruyó las esperanzas de la gente sobre la abolición de las armas nucleares.
Para los activistas, la cumbre fomenta la guerra al brindar apoyo a la disuasión nuclear.
“Las armas nucleares son un mal absoluto que no puede coexistir con los humanos», enfatizó Jiro Hamasumi, secretario general adjunto de la organización.
Hamasumi hizo notar que la declaración, además de ignorar el tratado de la ONU que prohíbe las armas nucleares, no mencionó a los supervivientes de las bombas atómicas.
“Estoy indignado”, dijo. Hamasumi tiene 77 años y su madre estaba embarazada de él cuando estalló la bomba.
A la luz de los resultados de la cumbre, el anciano se preguntó cuál fue el sentido de organizarlo en Hiroshima.
Japón se ha negado a ser parte del Tratado de la ONU sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que entró en vigor en 2021, pues depende de la protección (que incluye armamento nuclear) que le brinda Estados Unidos. (International Press)