El 8 de abril, Fujio Sakai, de 78 años, y Hideki Deguchi, de 52, fueron al estadio Koshien para ver al equipo local Hanshin Tigers en su juego contra Yakult Swallows.
Un hecho en apariencia irrelevante (dos aficionados al béisbol asistiendo a un juego) si no fuera porque ambos son yakuza, y desde 2003 la liga profesional de béisbol japonesa prohíbe el ingreso de miembros del crimen organizado a los estadios.
En medio de miles de aficionados, Sakai y Deguchi pasaron inadvertidos y vieron el juego en el estadio sin ningún problema.
Pero fueron descubiertos y arrestados por la policía de la prefectura de Hyogo al día siguiente.
¿Cómo si nadie se había dado cuenta de su ingreso al estadio?
Por el coche que los llevó al recinto deportivo, revela el portal SoraNews24.
El conductor estacionó el vehículo en un sitio prohibido fuera del estadio.
La policía interrogó al chofer y sospechando que había algo turbio detrás decidió mantenerse en alerta.
Cuando terminó el juego, vieron a Sakai y Deguchi dirigirse hacia el coche y los identificaron como yakuza.
Tras ser arrestados, Deguchi declaró a la policía: “No sabía que los yakuza no pueden ir a los juegos de béisbol” (no vio el letrero en la entrada del estadio que indica que gente como él no puede entrar).
La mafia japonesa estuvo relacionada en el pasado con un grupo de alrededor de 500 fanáticos de Hanshin Tigers que se sentaban juntos para alentar al equipo denominado Chutora Rengokai.
Los yakuza hacían que gente pobre (personas sin techo) hicieron colas para comprar boletos de los asientos de Chutora Rengokai, que luego revendían por tres veces su valor a los hinchas. (International Press)