Yosuke Suzuki entró a trabajar a la compañía Chubu Electric Power en abril de 2010 y fue asignado a la sucursal de Mie.
Su trabajo consistía en proporcionar soporte técnico a clientes corporativos, pero además le asignaron varias tareas muy difíciles para las cuales -como nuevo empleado- no contó con orientación ni preparación suficientes por parte de sus superiores.
Suzuki comenzó a ser blanco de comentarios ofensivos por parte de su jefe, como “¿Te llamas a ti mismo un graduado universitario cuando ni siquiera puedes hacer eso?” y “No te necesitamos”.
El joven de 26 años desarrolló un trastorno mental como consecuencia de la carga laboral y los ataques verbales, y se quitó la vida en octubre de 2010.
Desde entonces la madre de Suzuki ha buscado justicia para su hijo.
En el trayecto sufrió dos reveses. En 2014, la Oficina de Normas Laborales de Tsu rechazó la demanda presentada por la mujer para que se reconozca el suicidio como un accidente laboral, con lo cual sería elegible para recibir una compensación.
El gobierno alegó que el suicidio no se debió a su trabajo.
Más adelante un tribunal de distrito desestimó la demanda de la mujer.
Esta semana, 13 años después de la muerte de su hijo, la madre obtuvo una victoria legal en el Tribunal Superior de Nagoya, informa Mainichi Shimbun.
El tribunal reconoció la existencia de una relación causal entre el suicidio de Suzuki y el acoso del poder que padecía en el trabajo.
Debido al trabajo, Suzuki “sufrió una fuerte carga psicológica, desarrolló un trastorno mental y se suicidó”, según el fallo.
La madre de Suzuki recibió con beneplácito el veredicto. Sin embargo, luego añadió: “Pero Yosuke no volverá. Me pregunto por qué no pude decirle: ‘Está bien’ renunciar (a la empresa)”. (International Press)
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