La revista Shukan Josei se refiere a ellas como las “chicas Yamagami”.
Son mujeres jóvenes que han creado una especie de comunidad en línea para recaudar dinero para contribuir a financiar la defensa legal de Tetsuya Yamagami, el asesino del ex primer ministro de Japón, Shinzo Abe.
Asimismo, firman peticiones para que el asesino reciba una sentencia leve, le expresan su simpatía y admiración, e incluso le declaran su amor.
Las jóvenes no buscan publicidad, según la revista, que ha intentado entrevistarlas sin suerte.
¿Cómo se explica la existencia de las “chicas Yamagami”?
En la nota de la revista japonesa, que reproduce Japan Today, se consignan datos biográficos de Yamagami que pintan una vida marcada por las desgracias desde pequeño:
- Tenía cuatro años cuando su padre se suicidó.
- Su hermano mayor, todavía un niño, perdió un ojo a causa del cáncer.
- Su madre, abrumada por la situación, se unió a la Iglesia de la Unificación y comenzó a hacer millonarias donaciones (alrededor de cien millones de yenes o 776 mil dólares), lo cual sumió a la familia en la pobreza.
- Yamagami estudió hasta preparatoria. No pudo ir a la universidad por falta de dinero y se unió a la Fuerzas de Autodefensa Marítima de Japón.
- A los 25 años intentó suicidarse. El dinero del seguro de vida ayudaría a su familia, pensó. El intento fracasó.
- Fue dado de baja de las Fuerzas de Autodefensa y saltó de un trabajo a otro.
- En 2013 su hermano se suicidó.
Su vida trágica le granjea la compasión de cierta gente.
Con respecto a las chicas Yamagami, la psiquiatra Tamami Katada las divide en dos grupos:
El primero, formado por mujeres de vida vacía y monótona (en comparación con el drama que caracteriza el caso) que ven al asesino como si fuera un aidoru.
El segundo, integrado por mujeres que comparten la difícil situación de Yamagami (como la pobreza).
Por otro lado, el caso Yamagami ha destapado las turbias conexiones entre la Iglesia y el gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD).
Una investigación interna determinó que casi la mitad de los legisladores del PLD tenía nexos con la organización religiosa, de la cual recibían donación y apoyo durante las campañas electorales, a cambio de protección o favores.
El gobierno de Japón se ha visto forzado a intervenir, impulsando, por ejemplo, una ley para compensar a las víctimas de la Iglesia o investigando las actividades de esta.
“Yamagami desencadenó una minirrevolución. Fue necesario el asesinato para sacar a la luz la corrupción. Eso no justifica el asesinato, pero tal vez nos ayude a entender a las chicas Yamagami”, dice la revista. (International Press)
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