Falleció a la edad de 96 años la ex congresista de la República Martha Hildebrandt Pérez Treviño en su vivienda de Miraflores, desconociéndose las causas de su deceso. Será recordada por vida política, sus investigaciones lingüísticas y sus peliagudas expresiones y memorables declaraciones.
Como política, Martha Hildebrandt fue fujimorista y 0cupó la presidencia del Congreso de la República en dos oportunidades, en 1999 y 2000. Fue una ardorosa defensora de la re-elección de Alberto Fujimori en la presidencia.
Durante su permanencia en el Congreso Martha Hildebrandt se encargó también de rescatar la Biblioteca del Congreso.
A través de sus redes sociales, el Congreso de la República expresó sus condolencias a la familia de la extitular del Parlamento.
Sanmarquina, es autora de varios libros importantes, entre ellos «La lengua de Bolívar», «Peruanismos», «Léxico de Bolívar», «El habla culta (o lo que debiera serlo)», «1000 palabras y frases peruanas».
También fue docente en la Universidad Mayor de San Marcos, miembro de la Academia Peruana de la Lengua y subdirectora general de la UNESCO para las Ciencias Sociales y sus Aplicaciones.
Sus restos son velados en Miraflores en privado a pedido de sus familiares. (International Press)
ALGUNAS DECLARACIONES DE MARTHA HILDEBRANT:
- “El Congreso ha sido elegido por el pueblo peruano, no es un Parlamento impuesto por un país extranjero o por un golpe de Estado. Entonces, ¿de qué se quejan los electores si no saben elegir?»
- «Para vivir hay que equivocarse»
- «Una mujer perfecta es una mediocre de mierda, digo yo»
- – Se considera aún fujimorista, le preguntaron. «Solo por lástima y solidaridad. Él (Alberto Fujimori) falló como político»
- Declarando sobre el entonces presidente Ollanta Humala. «Al inicio lo llamé cachaco mediocre, ahora es un enigma. Ha sido criado por un hombre inteligente y culto, pero un poco loco ( se refiere a Isaac Humala)»
- «Mi padre era polígamo, tuvo hijos por allá y por acá. Eso toda la vida me repugnó, me pareció un desorden. Uno de ellos es César Hildebrandt, a quien admiro, es inteligentísimo, pero nos llevamos de la patada»