Tatsuo Hashida, un hombre de 64 años que reside en la prefectura de Kochi, ofreció una conferencia de prensa en Tokio el martes para denunciar a la Iglesia de la Unificación.
Hashida reveló que el domingo un dirigente de alto rango de la organización lo visitó en su casa pese a que un día antes había dicho por teléfono que no quería recibir a nadie de la Iglesia.
El dirigente le pidió a Hashida que no hablara con los medios de comunicación, informó la NHK.
El abogado del hombre dijo que la Iglesia quiere acallar las voces de sus víctimas.
Hizo notar, además, que la organización le había pedido a su cliente una reunión cara a cara, solo entre el dirigente y él, con lo cual quería evitar la presencia de un abogado.
Hashida declaró que las donaciones de su exesposa a la Iglesia destruyeron a su familia.
La mujer se convirtió en miembro de la organización hace unos 30 años, según Mainichi Shimbun.
La familia tenía un campo de arroz. Después de que la Iglesia le dijo que había “espíritus malignos” en él, lo vendieron. Luego, la mujer donó alrededor de 100 millones de yenes (670.000 dólares), monto que incluía el dinero de la venta del terreno, a la organización.
Hashida se divorció de la mujer hace alrededor de una década. Su hijo mayor se suicidó a los 36 años. “Si no fuera por esa religión, creo que la vida habría sido mejor. Terminé pensando en mi hijo”, dijo a los medios. (International Press)