Hace unos diez años, el gerente de un bar con anfitrionas en Tokio se reunió con un miembro de la yakuza.
En aquella época aún no era el mánager del local, pero estaba a punto de serlo.
El mafioso, recuerda en declaraciones a Asahi Shimbun, le dijo que quería reunirse con él para hablar “sobre el futuro”.
El futuro era el dinero que el bar tenía que continuar pagando como “protección”, práctica conocida como “mikajimeryo”.
El bar pagaba a la yakuza 150 mil yenes (poco más de mil dólares) mensuales.
El hombre acudió al encuentro con la idea de cortar lazos con la mafia y así se lo hizo saber al mafioso.
“Tendrás problemas”, le dijo el yakuza. Lo hizo con suavidad, pero a la vez fue intimidante.
El gerente sabía que el mafioso no iba de farol. Al final, terminó aceptando por miedo a que la yakuza atacara a los trabajadores o clientes del bar, perjudicando el negocio. Además, todos los establecimiento de la zona pagaban a la mafia por “protección”.
Al menos logró una sustancial rebaja: el yakuza le dijo que el pago podía reducirse a 30.000 yenes (210 dólares).
A fines de cada mes, el yakuza llamaba al gerente para acordar el lugar y la hora del pago, y se encontraban en calles desiertas o sitios parecidos para la entrega de un sobre con el monto pactado, que más adelante se elevó a 60.000 yenes (420 dólares) debido al crecimiento del negocio.
El gerente era plenamente consciente de que estaba actuando al margen de la ley, pero consideraba los pagos como algo necesario para que no agredieran a su personal y sus clientes, un gasto como el de la luz o el agua.
¿Llamar a la policía? Jamás se le ocurrió. “Es imposible que la policía nos proteja día y noche”, pensaba.
Finalmente, la policía le echó el guante al gerente y en julio de este año remitió su caso a la fiscalía, alegando que los pagos de dinero de protección violaron una ordenanza contra el crimen organizado.
Pese a todo, el gerente ha recibido con alivio la intervención policial, pues ya no tiene que pagarle a la yakuza.
¿Qué pasó con al yakuza al que le daba dinero todos los meses?
Ya fue procesado. La banda a la que pertenecía extorsionó a más de diez establecimientos (entre ellos un izakaya), situados alrededor de la estación de Kanda, para que pagaran dinero de protección durante alrededor de 10 años. (International Press)