El primer ministro Fumio Kishida, aceptó las críticas de que no había explicado suficientemente por qué quiere un funeral de Estado para el ex primer ministro asesinado Shinzo Abe, pero defendió la decisión, que lo ha arrastrado a su nivel más bajo en el apoyo popular.
La decisión de Kishida de celebrar el funeral de estado el próximo 27 de septiembre, ha despertado una amplia oposición pública, en gran parte debido a las revelaciones de que los vínculos entre el partido gobernante y un grupo religioso podrían haber influido en el asesinato.
«Humildemente acepto las críticas de que mi explicación fue insuficiente», dijo Kishida a los miembros de la Dieta en respuesta a las preguntas sobre el tema.
El asesino de Abe guardaba rencor contra la Iglesia de la Unificación, alegando que llevó a la bancarrota a su madre y culpó a Abe por promoverla.
El funeral de estado traerá a Japón a muchos dignatarios extranjeros para «expresar la intención de heredar y desarrollar el legado diplomático cultivado por Abe».
Kishida dijo que el costo total del funeral, de alrededor de 1.660 millones de yenes anunciado por el gobierno, era «un nivel razonable» en comparación con los funerales de otros ex primeros ministros.
Del monto total, se espera que el costo de alquiler y montaje del lugar sea de unos 250 millones de yenes. En 2020, el funeral conjunto del ex primer ministro Yasuhiro Nakasone entre el gabinete y el Partido Liberal Democrático costó poco menos de 200 millones de yenes. (AG/)
