Durante varios meses, un hombre encerrado en una prisión en la ciudad de Sapporo chocó con otros presos debido a su pobre visión. Además, sufría fuertes dolores de cabeza.
El japonés, que cumplía una condena por una infracción de las leyes de tránsito, estuvo sin anteojos durante su estadía en la prisión de Tsukigata.
Las autoridades de la prisión le prohibieron al recluso, un hombre en la cuarentena, usar sus gafas alegando que lo hacían parecer “amenazante”, revela Agence France-Presse.
Antes de su encierro, el hombre usaba unos anteojos con una barra plateada en la parte superior y sin un marco visible en la parte de abajo.
Las gafas, además de hacerlo lucir como una “amenaza”, también podían hacer al hombre objeto de burla de otros reclusos, según las autoridades penitenciarias.
Los anteojos podían ser fuente de conflictos y hostigamiento, dijeron.
El Colegio de Abogados de Sapporo ha criticado a la prisión de Tsukigata por la medida que considera como una violación de los derechos del hombre.
La vicepresidenta de la organización, Ayako Ito, declaró a AFP que en las personas con problemas de visión los anteojos pueden ser considerados como “una parte del cuerpo”.
Un funcionario de la prisión se defendió asegurando que ellos no habían hecho nada ilegal o injusto.
Esta no es la primera vez que el colegio de abogados critica a las autoridades de la mencionada prisión, que en 2020 se rehusó a permitir que un recluso utilizara sus gafas Bvlgari por tacharlas como “demasiado ostentosas”. (International Press)