Es probable que el promedio del salario mínimo en 2022 aumente poco más del 3%, como ocurrió el año pasado, pero no llegará a la meta gubernamental 1.000 yenes y seguirá siendo bajo respecto a otros países industrializados.
En comparación con Europa y EEUU, los estándares salariales japoneses son bajos, lo que le resta atractivo como país para trabajar, sostiene el Nikkei.
Mientras el promedio nacional es de 930 yenes por hora, Alemania aumentó este mes el mínimo a 10,45 euros, unos 1.450 yenes, un 6,4% más. Francia tendrá desde octubre 12 euros por hora, una subida que ha ido escalando desde mayo en un 14,8%.
En EEUU, el salario varía según el estado, pero el movimiento alcista del ingreso mínimo va en alza. Por ejemplo, en Los Ángeles subió en julio en 6,9% para llegar a 16 dólares la hora, unos 2.180 yenes.
Hay conciencia general de que los salarios deben aumentar para hacer frente a la subida de precios. En Japón, el promedio del salario mínimo puede crecer este año ligeramente por encima del 3,1% anual, que según los economistas locales es el promedio de aumento de precios a causa de la depreciación del yen, la subida del petróleo y de los alimentos.
LAS PARTES DISCUTEN EL AUMENTO PARA 2022
No obstante, se hacen esfuerzo para llegar a un consenso, aunque muy al estilo japonés: despacio. Ayer un subcomité del Consejo Central del Salario Mínimo, órgano asesor del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social, reunió a académicos, representantes de los trabajadores y la patronal para la discusión final sobre el tema.
Deben emitir una conclusión definitiva sobre el salario mínimo para el año fiscal 2022, pero tras muchas opiniones no se pusieron de acuerdo y postergaron el cierre de las deliberaciones para una siguiente reunión.
El consejo propone el monto estándar nacional y cada prefectura decide sobre esa base el salario mínimo para su región. Una vez establecido existen sanciones para las empresas que paguen por debajo de ese nivel.
LLEGAREMOS A LOS ¥1.000 EN 2024
El gobierno japonés se ha fijado la meta de los 1.000 yenes lo antes posible, pero con el 3% de incremento anual desde 2016 se ha llegado al promedio ponderado de 930 en el año fiscal 2021.
Una estimación muestra que con el 3% de aumento anual se llegaría a los 1.000 yenes en el año fiscal 2024.
Los expertos atribuyen el lento aumento de los salarios en Japón a una deflación persistente, pero el primer ministro, Fumio Kishida, ha dicho en un reciente Consejo de Política Económica y Fiscal que: «a la luz del aumento de precios, el flujo de los aumentos salariales, incluido el salario mínimo, debe ser más sólido y continuo».
El bajo salario mínimo en Japón es también un reflejo de la brecha salarial entre los tipos de empleo regulares y no regulares. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), hay un 45% de los trabajadores a tiempo completo que gana el salario mínimo. Francia tiene más del 60% y Reino Unido ronda el 58%
En la Unión Europea, si esta cifra cae por debajo del 60% se considera «vulnerable a la pobreza». En Japón, aquellos que se ganan la vida a un nivel cercano al salario mínimo se ven obligados a enfrentar una vida bastante difícil, según el estándar europeo.
El aumento del salario mínimo exige mucha atención por el impacto que tendrá entre las pequeñas y medianas empresas con poca capacidad de gestión. La pandemia les ha afectado tanto como a sus trabajadores y los ha arrastrado a nivel de sobrevivencia.
De allí que se piense que un aumento rápido de salarios también incrementaría la tasa de desempleo. En un país donde la pequeña y mediana empresa son una gran fuente de trabajo, el gobierno requiere del aumento de su productividad para cumplir las metas de aumento de salario. (NI/RI/)
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