El gobierno japonés actualmente no tiene planes para imponer restricciones sanitarias en medio de la séptima ola por coronavirus y queda por ver si el sistema médico será capaz de soportar el costo de esta decisión, dijo Kyodo.
Ayer domingo se reportaron más de 105.500 nuevos casos de COVID-19 en todo el país, casi el doble que la semana anterior y superando los 100.000 por tercer día consecutivo. Entre el aumento, en gran parte impulsado por la sub variante BA.5 Omicron, altamente transmisible, el número de casos graves también crecieron en 15 para llegar a 129.
«Si el número de casos graves continúa aumentando, es posible que las vacantes de camas de hospital no puedan seguir el ritmo», comentó Hironori Sagara, director del Hospital Universitario Showa en Tokio.
El hospital, que ha estado aceptando pacientes con síntomas graves de COVID-19, había admitido a menos de 10 pacientes en la primera quincena de junio, pero el número aumentó a casi de 20 en julio.
Las infecciones diarias en Japón habían disminuido desde el pico de 104.000 infecciones el 3 de febrero, pero se ha visto un resurgimiento desde finales de junio.
Si bien el sistema de traslado de pacientes a hoteles y otros alojamientos una vez que sus síntomas desaparecen ha avanzado sin problemas, solo funcionó porque la mayoría de los pacientes tenían síntomas leves o moderados, según Sagara.
«La situación cambiará en el futuro, cuando las personas con enfermedades subyacentes sean hospitalizadas por períodos más prolongados. Para manejar esto, debemos hacer un uso eficiente de las camas», dijo. (AG/)
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