Japón tiene una estricta política de control de armas. Sin embargo, el asesinato del ex primer ministro, Shinzo Abe, muestra cuán difícil es impedir los tiroteos, advierte Kyodo.
Aunque es difícil para la gente sin licencia conseguir armas de fuego en Japón, las nuevas tecnologías, como las impresoras 3-D que pueden producir armas caseras, obstaculizan los esfuerzos de la policía contra su posesión ilegal.
La gran cantidad de información disponible en internet también dificulta la labor policial.
En 2014, una persona, extrabajadora de una universidad, fue arrestada por posesión ilegal de un arma fabricada con una impresora 3D.
En 2018, un adolescente fue arrestado por la policía de la prefectura de Aichi por producir una pistola y artefactos explosivos en su casa.
Nobuo Komiya, un profesor universitario de criminología, considera que es prácticamente imposible erradicar la violencia armada.
Para Komiya, “no existen contramedidas (contra la violencia de las armas), excepto que las autoridades vigilen de cerca si hay personas que hacen un mal uso de la nueva tecnología”.
La yakuza es responsable de gran parte de la violencia armada en Japón. No es inusual que los medios reporten enfrentamientos armados entre grupos del crimen organizado.
En 2007, un yakuza asesinó a tiros al alcalde de la ciudad de Nagasaki, Itcho Ito.
Los departamentos de policía de Japón tienen áreas especializadas para hacer cumplir las leyes de control de armas. Además, busca el apoyo de los ciudadanos para que brinden información que contribuya a rastrear armas ilegales. (International Press)
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