Hace tres años, el emprendedor Yoshinori Kokenawa trabajaba como voluntario en la prefectura de Nagano para ayudar a los damnificados por las inundaciones de un río causadas por un tifón.
Un día, Kokenawa vio una larga fila de personas esperando su turno para usar un baño portátil, una espera que podía durar treinta minutos o más.
Tengo que hacer algo, pensó, y fue así como nació la idea de desarrollar un pequeño y práctico inodoro portátil.
La startup que dirige, Kokenawa Inc., creó en 2020 el Pocketoilet, que mide 7 centímetros de alto y 6,5 cm de ancho cuando está plegado, y que está hecho con fibras especiales.
Desde entonces ha vendido alrededor de 50.000 unidades.
Es uno de los baños más pequeños del mundo, asegura el emprendedor de 30 años en declaraciones a Kyodo. “Puede caber incluso en el estuche de maquillaje de una mujer”.
Para usarlo, el usuario debe desplegarlo y colocarlo sobre un bote de basura (o un objeto similar), tal como se aprecia en el video, para luego verter en él un coagulante.
El producto casi no emana olor cuando en su interior se dejan heces durante una semana, según pruebas realizadas.
Kokenawa espera que su baño sea parte indispensable de los kits de emergencia para desastres en Japón.
La dificultad para acceder a inodoros es uno de los problemas que surgen en los refugios que albergan a personas que han tenido que abandonar sus casas por sismos, inundaciones u otra catástrofe.
El Pocketoilet también ha llegado a Ucrania en medio de la invasión rusa. Kokenawa ha donado 6.000 de sus baños a los ucranianos. (International Press)
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