La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha tenido repercusiones en la vida de los rusos que radican en Japón, un tema que abordamos hace unas semanas.
La revista Nikkan Gendai trata el asunto desde el punto de vista de los pubs de gaikokujin (extranjeros) en el barrio de Sumida, Tokio, que emplean a muchas mujeres de Rusia y países de la extinta Unión Soviética.
Una joven rusa, bajo el seudónimo de Anna, declara a un reportero de la revista -cuyo reportaje publica Japan Today- que ha escuchado de niños rusos que son víctimas de ijime (maltrato) en las escuelas.
Asimismo, dice que los sitios web de algunos negocios rusos han sido hackeados, con mensajes como “Fuera de Japón” o que difaman a las mujeres rusas. “Todos estamos asustados”, confiesa.
Anna trabajó hasta el verano pasado en uno de los pubs de Sumida. Tuvo que irse por la pandemia de coronavirus.
La joven revela que antes de la pandemia y la guerra en Ucrania, “muchas chicas de Europa del Este se hacían pasar por rusas porque los clientes tenían una gran demanda de chicas rusas, pero ahora la situación se ha invertido por completo”.
Un reportero especializado en el tema, Atsushi Tashiro, ha escuchado que la rivalidad entre chicas asiáticas y rusas que trabajan en los pubs se ha profundizado últimamente. Las rusas -dice- eran populares y las asiáticas las miraban con desdén.
Por otro lado, Tashiro cuenta que debido a la pandemia y sus restricciones que han asestado un duro golpe a los negocios nocturnos, muchas trabajadoras de pubs han estado llamando a clientes habituales para proponerles una relación de papa-katsu (sugar daddy).
Sin embargo, la situación económica hace difícil que los clientes acepten, dice. (International Press)