El año pasado, un joven criado en Japón, de padre nacido en las Bahamas, regresaba del trabajo a su casa cuando unos policías lo interceptaron en la estación de Tokio para interrogarlo.
Sus rastas lo hacían “sospechoso” de ocultar drogas. Después de una media hora de discusiones, los policías registraron la mochila del hombre y no hallaron ninguna sustancia ilícita.
Esta desagradable experiencia es moneda corriente para el joven. Muchas veces ha sido interrogado por la policía japonesa por su “sospechosa” apariencia.
Es un prejuicio que tiene la policía de Japón.
En el video publicado por Japan for Black Lives, un grupo que lucha contra la discriminación contra los negros, uno de los policías dijo que, según su experiencia, las personas con rastas suelen tener drogas.
El Colegio de Abogados de Tokio ha decidido tomar cartas en el asunto realizando una encuesta a extranjeros que han sufrido episodios similares, y cuyos resultados servirán como referencia para plantear el problema ante la Agencia Nacional de Policía de Japón.
Una de las personas que respondieron a la encuesta, una joven afroestadounidense, contó que a menudo ha sido interrogada por la policía en la calle.
Recuerda, por ejemplo, que hace años, cerca de una estación de tren en Tokio, mientras montaba la bicicleta de su compañera de cuarto, la policía la interceptó para preguntarle cuánto tiempo llevaba en Japón y dónde vivía, así como para pedirle que mostrara su tarjeta de residencia.
El incidente se produjo delante de un montón de gente. Ella fue la única persona a la que la policía interrogó.
En su defensa, la policía de Tokio dice que el interrogatorio forma parte de su labor para detectar y prevenir delitos.
Los policías se acercan a los ciudadanos en la calle para interrogarlos cuando consideran que existen “razones suficientes” para sospechar que han cometido o están involucrados en delitos.
El origen étnico y la nacionalidad son irrelevantes, asegura la policía de Tokio. La decisión de interrogar a un ciudadano se toma tras percibir “comportamientos anormales”, entre otros factores, al margen de si son japoneses o no.
Además, dice, los policías son instruidos para evitar comentarios que puedan malinterpretarse como prejuicio o discriminación, hablar con la mayor cortesía posible, ser breves y agradecer la cooperación de los ciudadanos. (International Press)