16 prefecturas, alrededor de un tercio de las que hay Japón, están sujetas a recientes restricciones para mitigar la propagación del coronavirus.
Como en anteriores oportunidades, uno de los sectores más afectados es el de los restaurantes y bares.
En Tokio, los restaurantes que sirven alcohol pueden abrir hasta las 8 de la noche, mientras que aquellos que no lo hacen pueden funcionar hasta las 9.
Los primeros reciben una compensación de 25 mil yenes (219 dólares) diarios por parte del gobierno, mientras que los segundos se benefician con 30 mil yenes (264 dólares).
En declaraciones recogidas por The Associated Press, el gerente de un izakaya (restaurante de estilo japonés) revela que ha decidido ofrecer alcohol aunque ello implique que el monto de la ayuda sea menor.
“No podemos hacer negocios sin servir alcohol”, explica. “Parece que solo los restaurantes son objeto de restricciones”, se queja.
Su posición expresa el sentir de detractores de la medida, destinada casi exclusivamente a restaurantes y bares, y a la que consideran injusta y poco eficaz.
Para apuntalar su postura, citan los casos de las prefecturas de Okinawa, Hiroshima y Yamaguchi, donde las restricciones se comenzaron a aplicar antes, y durante casi dos semanas no han logrado ralentizar la transmisión del virus.
Después de dos años de pandemia, la gente coopera cada vez menos con respecto a las medidas que buscan restringir sus movimientos, según AP.
Los japoneses han vuelto a viajar en trenes llenos y a comprar en tiendas repletas de usuarios. El viernes, por ejemplo, la estación de Shinagawa estaba abarrotada de viajeros como siempre, pese a la entrada en vigor de las restricciones.
Alrededor del 80 % de los japoneses han recibido las dos primeras dosis de la vacuna. Sin embargo, solo al 1,4 % de la población se le ha aplicado la dosis de refuerzo. (International Press)
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