Desde el 30 de noviembre se han fortalecido en Japón los controles fronterizos que niegan el ingreso de ciudadanos extranjeros, medida que afecta incluso a cónyuges e hijos de personas japonesas a menos que haya “circunstancias especiales excepcionales”.
La restricción, impuesta por el gobierno japonés ante la aparición de la variante ómicron, ha impedido que el artista japonés Takashi Arai pueda reunirse con su esposa alemana, a quien se le negó la entrada a Japón.
Por ello, un grupo de personas, entre las que se encuentra Arai, ha presentado una petición en línea para que el gobierno de Japón flexibilice las reglas de ingreso al país.
La solicitud tiene más de 12 mil firmas y está dirigida al ministro de Asuntos Exteriores japonés, Yoshimasa Hayashi, según Kyodo.
Los firmantes sostienen que la draconiana medida perjudica a las personas que quieren ver a sus familias que están en el extranjero.
Para Arai, es un asunto de “derechos humanos”.
Uno de los impulsores de la iniciativa, Melek Ortabasi, profesora asociada de la Universidad Simon Fraser en Canadá, aterrizó en Japón en octubre pasado para realizar trabajos de investigación.
Ortabasi dejó a sus tres hijos en Canadá. Cuando quiso reunirse con ellos en Japón, se les negó la entrada. Por suerte, hace poco se les permitió el ingreso después de que su caso fue considerado como una “circunstancia especial excepcional”.
Sin embargo, aún no puede verlos. Los niños están en cuarentena tras su arribo a Japón.
La profesora dijo que seguirá “luchando” para que otras personas no atraviesen por la misma experiencia. (International Press)
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