El movimiento de personas de regreso a sus pueblos de origen para pasar las vacaciones de Fin de Año y recibir el Año Nuevo están hoy en su punto más alto en Japón. Las plataformas del tren bala, los aeropuertos están abarrotados de familias y las autopistas con monumentales atascos.
Esto ocurre en medio de la confirmación de infecciones comunitarias por la variante Ómicron y más casos de COVID-19 que han llevado a las autoridades a renovar su pedido precaución son solicitudes para el uso de mascarillas, alcohol para las manos y extremo cuidado en locales densos y sin distancia social.
En el andén de Tokaido Shinkansen en la estación de Tokio, el desplazamiento de pasajeros fue intenso. Familias enteras informaron que se habían sometido a la prueba de PCR con resultado negativo antes de embarcar.
Según el reporte de seis ferroviarias de JR, el número de asientos reservados para el Shinkansen y líneas convencionales entre el 28 de diciembre y el 5 de enero había llegado a 2,32 millones, 1,8 veces más que el año anterior. Se espera que el tren bala esté abarrotado de viajeros hasta la mañana del 31 de diciembre.
El aeropuerto de Haneda también estuvo lleno de personas desde la mañana de hoy miércoles. En las salas de chequeo de boletos de viaje y en las zonas de partida, se escucharon repetidos pedidos sobre el uso de la mascarilla y abstenerse de hablar.
Aunque aún había asientos vacíos para los vuelos entre el 25 de diciembre y el 4 de enero, las reservas para los viajes domésticos fueron de 2,88 millones, 1,4 veces más que en 2020.
Las empresas administradoras de las autopistas dijeron que la congestión vehicular podría ser de 10 km o más en varios tramos de las carreteras durante las fiestas.
No obstante, el Centro de Información de Tráfico Vial de Japón dijo que a las 11.00 horas hoy había un atasco de 37 km desde la intersección de Isehara en la autopista Tomei y de 17 km desde la parada de autobús Hino en la autopista Chuo. (RI/NI/PJ/)