Las fuerzas militares de Estados Unidos en Japón realizan pruebas de PCR a su personal dentro de los cinco días posteriores a su llegada al país asiático. Sin embargo, no lo hacen inmediatamente a su arribo a Japón, ni cuando salen de territorio japonés.
Esta laxitud ha salido a la luz tras el brote de contagios de coronavirus surgido en el campamento Hansen de la armada estadounidense, en la prefectura de Okinawa, y motivado el enojo del gobierno de Japón.
El ministro de Asuntos Exteriores japonés, Yoshimasa Hayashi, habló por teléfono con el comandante de las Fuerzas de EEUU en Japón, Ricky Rupp, sobre la incapacidad de Estados Unidos para adoptar medidas rigurosas que contengan el virus, según Asahi Shimbun.
Las autoridades japonesas también critican que al personal estadounidense se le permita moverse libremente en las bases militares incluso durante el período obligatorio de cuarentena impuesto por el gobierno de Japón a los recién llegados.
El 30 de noviembre, Japón reforzó los controles fronterizos ante la expansión de la variante ómicron. El problema es que la ley japonesa no se aplica a los miembros del servicio militar de EEUU por un acuerdo entre ambos países. (International Press)