Japón se preparó para contar con al menos 48.000 voluntarios durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020, para lo cual adquirió, con recursos públicos, uniformes por más de 1.700 millones de yenes (15 millones de dólares).
La pandemia de coronavirus no solo retrasó en un año la realización de los Juegos, sino que además empujó a muchas personas que tenían previsto desempeñarse como voluntarias a retirarse.
Así las cosas, los uniformes de unos 28.000 voluntarios no se han usado y los municipios que los tienen no saben qué hacer con ellos, revela Kyodo.
Cada juego de uniformes cuesta entre 22.000 y 40.000 yenes (193 / 351 dólares), dependiendo de los productos incluidos. Es decir, como mínimo, hay 616 millones de yenes (5,4 millones de dólares) en artículos sobrantes.
A ello hay que sumarle las decenas de miles de yenes mensuales que gasta, por ejemplo, el gobierno de Fukushima en el almacenamiento de los uniformes en un depósito privado.
De las once ciudades que sondeó Kyodo, la que posee mayor cantidad de prendas sin usar es Tokio, que conserva alrededor de 21.000 pares de zapatos y 23.000 camisetas sin utilizar.
Los gobiernos locales compraron los uniformes directamente del fabricante de ropa deportiva Asics, uno de los patrocinadores de los Juegos.
Algunas ciudades han solicitado ayuda al comité organizador de los Juegos sobre el uso que podrían hacer de los uniformes para no desperdiciarlos, considerando que tienen estampados los emblemas de los Juegos y su utilización está sujeto a reglas de los organizadores.
Sin embargo, los organizadores sostienen que el destino de los uniformes depende de los municipios que firmaron el contrato de venta con Asics.
Algunas ciudades han tomado la iniciativa, como Sapporo, que ha donado aproximadamente 100 uniformes a instituciones, entre ellas escuelas para personas con discapacidad visual. (International Press)
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