En 2020 el salario promedio real en Japón fue alrededor de 39.000 dólares, solo un 4% más que hace 30 años. En ese mismo período el salario de los estadounidenses creció un 48%.
El debate hacia las elecciones de la Cámara de Diputados que se realizarán el 31 de octubre ha comenzado en serio planteando si la política económica de Japón debe centrarse en el crecimiento o en la reducción de la desigualdad.
Los partidos gobernantes, el PLD y el Komeito, y la oposición discuten sobre cómo “distribuir” la riqueza que han creado, mientras que el ingreso anual promedio se mantiene estancado en comparación con las grandes economías del mundo.
El Nikkei sostiene que más que la desigualdad, la mayor prioridad la tiene ahora la necesidad de salir del bajo crecimiento para luego expandir “el pastel” de la distribución. Una de las rutas de la distribución es la transferencia de la riqueza de los más pudientes hacia los menos favorecidos. Objetivamente, Japón tiene una distribución de la riqueza e ingresos menos desiguales que Estados Unidos y Reino Unido.
LA DISPARIDAD EN EEUU
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el 1% superior de los hogares japoneses posee el 11% de los activos totales del país. Un dato oficial del gobierno muestra que los hogares con ingresos de 10 millones de yenes o mayores al año fueron en 2018 un 12%, que es 7% menos que el pico de 1996, cuando llegó a 19%.
En Estados Unidos el 1% más rico posee el 40% de los activos, algo que amplía la disparidad porque algunos propietarios de negocios reciben enormes ganancias. Esto hace que EEUU se incline a imponer altos tributos para la redistribución.
Una muestra de los altos ingresos en EEUU es por ejemplo Palo Alto, California, donde una familia promedio recibe 150.000 dólares (aprox. 17 millones de yenes) al año. A esto se le conoce como efecto Silicon Valley donde las corporaciones tecnológicas se han convertido en las archimillonarias de la era.
En California, el precio de los alquileres ha subido tanto que ganar 10 millones de yenes no alcanzaría para vivir en una zona central como Palo Alto. La disparidad en este estado se observa en la población sin hogar que desde 2007 se ha expandido un 16%.
La disparidad real se observa en la disminución del nivel de vida de una gran parte del pueblo y se muestra en los hogares con hijos, en el bajo salario de los empleados a medio tiempo o “arubaito”
EL SALARIO JAPONÉS NO CRECE
En Japón la disparidad no es tanta frente a EEUU, aunque no hace falta ser analista para observar que las políticas neoliberales de la administración de Shinzo Abe, conocidas como las Abenomics, ampliaron la brecha.
La riqueza de Japón no está lo suficientemente expandida. La disparidad real se observa en la disminución del nivel de vida de una gran parte del pueblo y se muestra en los hogares con hijos, en el bajo salario de los empleados a medio tiempo o “arubaito”, y en una población cada vez más vieja.
Al comparar los datos anuales sobre salarios entre los países de la OCDE, Japón se ha mantenido casi sin cambios en los últimos 30 años y a esto no se le puede llamar estabilidad. Es claro que un gran número de personas ganan cada vez menos frente a un grupo de ricos que obtiene mejores y más ingresos.
En 2020 el salario promedio real en Japón fue alrededor de 39.000 dólares, solo un 4% más que hace 30 años. Entre los extranjeros radicados en Japón, la realidad es inversa y absolutamente desproporcional porque sus salarios no han hecho más que reducirse, en algunos casos a niveles de pobreza.
En ese mismo período el salario de los estadounidenses creció un 48% para llegar a 69.000 dólares. El promedio de los países de la OCDE subió un 33% hasta 49.000 dólares. Así se explica los recurrentes llamados que hizo el ex primer ministro Abe a las empresas para que aumenten los salarios. Hubo alguna respuesta, pero no lo suficiente como para igualar las mejoras laborales que el resto de países de la OECD.
EL DÉBIL CRECIMIENTO JAPONÉS
En Japón ha resultado particularmente difícil aumentar salarios. Una de cada cuatro empresas que cotizan en bolsa ganaron rentabilidad, con un mayor beneficio neto entre abril y junio de este año, pero los datos muestran que las ganancias corporativas se amasaron en el exterior. no en Japón.
Las filiales de las empresas japonesas en el extranjero han multiplicado sus ventas por 2,2 en los últimos 20 años frente a un escaso crecimiento del 7% dentro del país.
El crecimiento de la ventas en Japón es lento y por eso ha sido difícil aumentar los salarios. Un máxima de la economía dice que para que las empresas aumenten los salarios de forma sostenible, es fundamental incrementar el valor añadido de sus negocios nacionales. En el caso nipón, urge aumentar la productividad con transformación digital y abordar con audacia nuevos campos de crecimiento como en tecnología y descarbonización.
Por esto y mucho más la riqueza se ha convertido en el tema central de las elecciones japonesas. No preocupa solo el hecho de una desigual distribución del ingreso sino tanto o más la falta de movilidad económica que está afectando la mejora de la clase menos pudiente e impidiendo el crecimiento de la clase media. (AG/NI/)
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