Cuando un anciano entró a una tienda de 7-Eleven en la ciudad de Iga, prefectura de Mie, el mes pasado, para comprar 250 mil yenes (2.200 dólares) en dinero electrónico, no imaginaba que estaba siendo víctima de una estafa.
Por suerte, las dos empleadas que lo atendieron sospecharon de la ilícita maniobra y lo salvaron, revela Mainichi Shimbun.
Las dos mujeres de 18 y 28 años, que hacen arubaito (trabajo a tiempo parcial) en la tienda de conveniencia, así como el gerente del local, recibieron diplomas de reconocimiento por parte de la policía por su buena acción.
Cuando las dos jóvenes escucharon al septuagenario, la alerta se activó en ambas: parecía ser un fraude. Las mujeres intentaron disuadir al cliente de realizar la compra, pero el anciano se mantuvo en sus trece.
Las dos empleadas no se dieron por vencidas y se comunicaron con su jefe, quien les dijo que llamaría a la policía y les pidió, mientras tanto, que intentaran que el anciano no se fuera.
«Tenemos un error en el sistema», le dijeron al cliente para ganar tiempo. Poco después llegó la policía y se evitó la estafa.
El anciano había recibido una factura falsa mediante la cual se le exigía pagar una tarifa de registro para ser miembro de un sitio web.
Este año, la policía ha reportado cuatro incidentes de fraude por un monto total de 5,66 millones de yenes (alrededor de 51 mil dólares). (International Press)
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