Cuando Masaya Takahashi, director de un hospital en la ciudad de Tachikawa, Tokio, escuchó que el gobierno de Japón solicitaba a médicos y enfermeros que se ofrecieran como voluntarios para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio, estalló. No aguantó más y decidió manifestarse públicamente.
En las ventanas de su hospital, que libra una dura lucha contra el coronavirus en Japón, publicó letreros con mensajes de rechazo a los Juegos:
“La capacidad médica ha llegado a su límite. ¡Paren los Juegos Olímpicos!».
“Dennos un respiro. ¡Los Juegos Olímpicos son imposibles!».
En declaraciones a Asahi Shimbun, Takahashi teme que la competición deportiva propague más aún el virus, con lo cual la dramática situación en hospitales como el suyo podrían empeorar.
Takahashi no tiene nada contra los deportistas ni los Juegos per se.
Le duele, afirma, pensar en los grandes esfuerzos que están haciendo los atletas para competir, así como el personal que trabaja en la organización de los Juegos; sin embargo, ante el riesgo de que contribuyan a expandir el virus, «no tengo más remedio que oponerme».
Takahashi advierte de que los hospitales están trabajando con personal mínimo. “Si alguien deja su trabajo debido al agotamiento, el efecto dominó podría causar un colapso de todo el sistema médico”.
El hospital, que tiene 287 camas y 90 médicos, ha tenido que priorizar la atención a personas con covid-19, relegando a pacientes con otras enfermedades. (International Press)
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