María Santos (seudónimo), una filipina que reside en la prefectura de Aichi, perdió el año pasado su trabajo en una fábrica de autopartes como consecuencia de la pandemia de coronavirus.
Sin empleo, la mujer de 56 años decidió impulsar un antiguo deseo: crear un sindicato de trabajadores extranjeros en Japón, particularmente golpeados por la pandemia.
En junio del año pasado nació Trabajadores Migrantes de Aichi, con 15 filipinos que fueron despedidos o cuyos contratos no se renovaron. Hoy son 24, revela Mainichi Shimbun.
El sindicato, el primero de origen comunitario con trabajadores no japoneses en Aichi, si bien solo tiene integrantes de Filipinas, está abierto a todos los extranjeros, subraya María. (Aichi es la prefectura japonesa con la mayor población filipina: 39.339, según el Ministerio de Justicia. Muchos trabajan en el sector manufacturero).
La organización creada por María busca empoderar al trabajador extranjero sumnistrándole información sobre sus derechos laborales y el funcionamiento del sistema de trabajo en Japón a través de sesiones de estudios. Un trabajador no informado desconoce sus derechos y puede ser víctima de abusos.
Los filipinos cuentan con el apoyo del sindicato Union Aichi. Durante una de las sesiones, un miembro de esta organización explica en japonés a los extranjeros cómo funcionan los sindicatos en Japón y los derechos de los trabajadores. María traduce al tagalo y el inglés.
«Nosotros, como extranjeros, queremos ayudarnos unos a otros aprendiendo el sistema laboral en Japón», dice María Santos. La mujer, que prefiere no revelar su verdadera identidad para no obstaculizar su búsqueda de empleo, arribó a Japón en 1988 y tiene estatus de residente. (International Press)
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