En 1923, un terremoto devastó la región de Kanto, Japón. Tras el desastre, se comenzaron a difundir falsos rumores, entre ellos que los coreanos habían envenenado pozos.
Muchos japoneses creyeron las mentiras y masacraron a un gran número de coreanos, probablemente miles.
Casi cien años después de la catástrofe, un grupo de activistas trabaja para que la historia no se olvide y erradicar la discriminación que aún persiste contra las personas de ancestros coreanos en Japón.
Una de esas personas es Shin Minja, una mujer de 70 años, surcoreana de segunda generación en Japón y directora de Hosenka, una organización que difunde la historia de la masacre.
En entrevista concedida a Mainichi Shimbun, la mujer revela que supo de la masacre cuando era una veinteañera, a través de un grupo de estudio de historia. Cuando Shin Minja se dio cuenta de ella podría haber sido una de las víctimas de la matanza sintió un profundo miedo.
Lo penoso es que los prejuicios y la discriminación persisten. “Cuando mi hijo estaba buscando arubaito (trabajo a tiempo parcial), dio su nombre real en una entrevista y no consiguió el trabajo, pero después, cuando usó su nombre japonés lo contrataron”, dice.
Por casos como el reseñado es que las personas de origen coreano ocultan sus raíces, incluso niños que se cuidan de hablar solo en japonés cuando están en un tren.
Shin Minja subraya que Japón “es el único lugar donde puedo vivir”. Sin embargo, todavía se siente excluida. “Quiero sentir en mi corazón que Japón es mi hogar”, añade.
La mujer aspira a que Japón se convierta en una sociedad en la que cualquier persona pueda llevar su vida con tranquilidad.
Como en otros países, en Japón también hay negacionistas. En internet es usual leer comentarios de japoneses que aseguran que la masacre de 1923 nunca se produjo.
A la mujer no le sorprende eso, pues indica que Japón, como país, no busca enfrentar su historia.
Sin embargo, alberga esperanza. La mujer dice que año a año aumenta el número de personas que asisten al servicio conmemorativo anual por las víctimas de la masacre que se celebra en un parque en Tokio. (International Press)
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