En septiembre, el alcalde de la ciudad de Ikeda, en la prefectura de Osaka, Hiroki Tomita, hizo instalar un sauna en una pequeña habitación en su oficina.
Tomita se sumergía en ella, aprovechando la pausa del almuerzo, durante unos 20 minutos.
Al mes siguiente, su esposa le hizo notar que probablemente la ciudadanía no vería con buenos ojos que su alcalde tuviera un sauna en el trabajo.
El alcalde se dio cuenta de su metida de pata y ordenó que sacaran el sauna.
¿Tema cerrado? No.
Tomita no contaba con que un sitio web de noticias publicaría la historia del sauna, desatando la comprensible indignación de los residentes, revela el portal SoraNews24.
Contrito, el alcalde ofreció disculpas en una conferencia de prensa, admitiendo su error por mezclar asuntos públicos y privados. Además, prometió reembolsar los gastos de electricidad.
¿Tema cerrado? No.
La semana pasada, Tomita convocó a la prensa para anunciar que había cumplido con su palabra.
El alcalde dijo que usó el sauna 30 veces en la oficina durante períodos de 50 minutos (incluyendo el tiempo de calentamiento). Calculó el costo total de electricidad en 690 yenes (6,6 dólares), monto que -dijo- había devuelto a la ciudad.
La singular noticia, como era previsible, atrajo numerosos comentarios en las redes sociales. Una persona apunta al meollo del asunto cuando afirma que “no es una cuestión de dinero, se trata de moral», mientras que otra se pregunta qué ocurrió con el dinero que costó instalar el sauna. ¿También lo devolvió? (International Press)
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