En cada uno de los partidos que disputó Naomi Osaka en el reciente Abierto de Estados Unidos que ganó, llevó mascarillas con los nombres de víctimas del racismo en el país norteamericano.
Su postura antirracista ha provocado reacciones opuestas entre sus patrocinadores en Japón, revela Mainichi Shimbun.
Algunas compañías japonesas preferirían que Naomi no mezclara el deporte con temas como la discriminación racial.
En un artículo publicado en Mainichi, la periodista Tomoko Ohji sostiene que los patrocinadores de la campeona “deben respetar la postura de Naomi Osaka como una mujer negra”.
Ohji hace hincapié en el contraste entre Japón y Estados Unidos con respecto a las discusiones sobre política.
En Japón, sostiene, mucha gente evita hablar de política, y las discusiones (normales en toda democracia) “tienden a verse como peleas”. Los estudiantes en Japón no suelen debatir en clases, afirma.
En Estados Unidos es todo lo contrario. Es “absolutamente natural” que los estudiantes debatan temas políticos, y cuenta que se sintió anonadada al ver cómo los jóvenes discutían acaloradamente sobre las elecciones presidenciales.
En temas como la discriminación, es normal que las figuras públicas estadounidenses se pronuncien. En Japón, dice, muchas guardan silencio.
Volviendo a Naomi Osaka, ha habido una evolución en ella, una mayor toma de conciencia en la hija de padre haitiano y madre japonesa.
La periodista recuerda que en julio, la tenista reveló en la revista Esquire que la pandemia de coronavirus le había dado la oportunidad de reflexionar sobre su vida y reevaluar sobre qué es realmente importante.
«Me pregunté: ‘Si no pudiera jugar al tenis, ¿qué podría estar haciendo para hacer una diferencia?’. Decidí que era hora de hablar».
Asimismo, tuiteó: «Antes de ser deportista, soy una mujer negra».
Por ello, pedirle a Naomi que se concentre exclusivamente en el tenis, como aparentemente pretenden algunas de las empresas japonesas que la patrocinan, “es equivalente a decir que solo la valoran por su desempeño como deportista y que tienen cero interés en su identidad o sus valores”, reflexiona la periodista. (International Press)
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