En Japón, como en muchos países del mundo, se está entregando una ayuda económica a las personas para mitigar el impacto de la pandemia de coronavirus.
En abril, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, aseguró que todos los ciudadanos serían elegibles para recibir 100 mil yenes (945 dólares) en efectivo.
La realidad, sin embargo, dice otra cosa. Están quedando fuera las personas que más apoyo necesitan en estos difíciles tiempos: las que no tienen hogar.
Un homeless de 68 años que duerme cerca de la estación de Shinjuku, en Tokio, le dice a Mainichi Shimbun: «Si hubiera tenido 100.000 yenes, podría haber vivido de manera muy diferente».
Ni siquiera ha recibido las mascarillas que el gobierno de Japón envió a todos los hogares en el país. La que tiene se la compró.
El hombre llegó hace unos 20 años a Tokio en busca de trabajo. Sin empleo estable, vive desde unos diez en las calles.
Con el acceso a las bibliotecas -un buen lugar para pasar el tiempo- limitado como medida de prevención ante el coronavirus, el homeless cuenta que escapa del intenso calor veraniego en los trenes de la línea Yamanote varias horas al día.
Mejor suerte tuvo un hombre de 85 años, que duerme también cerca de la estación de Shinjuku. Él pudo recibir los 100 mil yenes porque tiene registrada su residencia en Shinjuku. Generoso, ha compartido alimentos con otras personas sin hogar.
Sin embargo, el anciano es consciente de que su caso es excepcional. Y no debería serlo. “Lo siento por los demás. ¿No somos ciudadanos si no tenemos casas?», cuestiona.
El gran obstáculo para que las personas sin techo puedan recibir la ayuda es que no tienen domicilio registrado. Se supone que los cibercafés pueden ser inscritos como residencias, pero una organización que agrupa a 979 establecimientos revela que a ninguno de ellos se le ha permitido utilizar su dirección como registro de residencia.
El gobierno de Japón mantiene su exigencia de utilizar el registro de residencia como forma de identificación.
Así las cosas, no parece haber esperanza para las personas sin hogar.
Masatsugu Shimokawa, profesor de economía en Universidad de Sofía, denuncia: «La pandemia de coronavirus ha dejado muy clara la brecha económica que había ido creciendo en los últimos años (en Japón). El hecho de que la ayuda no llegue a las personas que más la necesitan es en cierto sentido un abandono de esas personas».
Para quienes viven en la calle, 100 mil yenes equivalen a tres o cuatro meses de subsistencia, dice. (International Press)
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