La Fundación Ashinaga, una organización no gubernamental que desde 1993 otorga becas para que niños japoneses huérfanos puedan seguir sus estudios hasta la universidad, ha anunciado que en medio de la crisis del coronavirus otorgará una ayuda extraordinaria de 150.000 yenes a cada becario para su sustento.
NHK dijo que en todo el país, la fundación tiene 6.500 estudiantes becados que son huérfanos de padre o madre, o de ambos, y que pertenecen a familias pobres en Japón.
La Fundación realizó una conferencia de prensa este 16 de abril mostrando los resultados de una encuesta realizada entre 500 hogares con hijos en la secundaria superior que el próximo año postularán a las universidades.
Unos 281 hogares respondieron que están sufriendo dificultades debido al coronavirus. Muchos hogares reciben solo una ayuda parcial del estado y necesitan de otros ingresos para cubrir sus necesidades. «No se puede trabajar y no puedo pagar el agua ni la luz», «trabajo por contrato y si tomo descanso no tendré salario».
La organización, inmediatamente tomó la decision de brindar apoyo económico a los estudiantes que ya sufren bastante al haber perdido a uno de sus padres.
La Fundación Ashinaga distribuirá entre sus becarios un aproximado 1.000 millones de yenes.
El director ejecutivo de la Fundación, Yuukichi Okazaki, dijo que están solicitando donaciones para apoyar a que los niños huérfanos continúen sus estudios superiores.
Entre las respuestas al cuestionario hubo algunas bastante dramáticas entre el tutor o la madre de alumnos becados que sobreviven con trabajos precarios que la peor crisis sanitaria del siglo ha comenzado a destruir.
En Fukushima, el tutor de una familia contestó: «no puedo trabajar y mi dinero se va acabando. Ya no puedo pagar la luz, el agua ni el gas, por lo que no me queda más remedio que irme a vivir a la calle. Yo tengo presión alta y diabetes y paro en el hospital. Ya no sé qué hacer y solo le pido a Dios que proteja a mis hijos».
En Kanagawa otra persona confesó: «mi empleo es por contrato y me pagan por horas, si la empresa donde trabajo descansa yo no tendré salario. Tengo dos hijos que apoyan en la economía de la casa, pero se han quedado sin sus trabajos temporales y esto nos afecta mucho».
Mientras que una mujer de Chiba contó: «en estos días la comida, el papel higiénico, las mascarillas, toallas sanitarias, todo está caro. Cada vez es más caro mantenerse y pienso, si a mí me pasa algo qué será de mi hija? y me pongo a llorar. Tengo mucho miedo, no sé que pasará». (Resumen / International Press)
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