Ser propietario de una tienda de conveniencia de franquicia en Japón es un trabajo agotador. Cumplir con la política de atención las 24 horas en medio de una grave escasez de trabajadores es cada vez más dificil.
Bien lo sabe un hombre que posee una tienda de 7-Eleven en la región de Kanto. En 20 años, reveló a Mainichi Shimbun, se ha tomado menos de 10 días libres en total.
En los 90, dice, el arubaito en las tiendas de conveniencia era un trabajo popular. Ya no. No hay solicitudes de empleo. Y cuando uno de sus empleados repentinamente falta, él tiene que suplirlo. Cuando Mainichi lo entrevistó, llevaba dos días sin dormir cubriendo el turno de noche.
Los que renuncian no se arrepienten. No al menos el hombre en la cincuentena que manejó un local de Lawson en Saitama durante seis años hasta que decidió cerrar el año pasado. En esos seis años, solo se tomó un día libre (para ir al matrimonio de un pariente).
Si al menos el trabajo duro garantizara un ingreso decoroso… El hombre dice que por más que trabajaba, no podía llegar a fin de mes.
Cuando comenzó, Lawson le dijo que sus ventas podían llegar a unos 450 mil yenes (casi 4.100 dólares) al mes. La realidad es que -no estando cerca de ninguna estación de tren- no llegaba ni a 300 mil yenes (2.700 dólares) en ventas.
Para reducir costos, su esposa y él se turnaban en el trabajo, pero ni así las cosas mejoraron. Hasta que tiró la toalla.
Hoy es guardia de seguridad. «Gano incluso menos que antes, pero al menos tengo tiempo libre. Puedo vivir como un ser humano», dice.
Una encuesta realizada por el gobierno de Japón halló que el 29 % de los propietarios de tiendas de franquicia trabajaba al menos 12 horas por día. El 66 % tenía menos de un día libre por semana.
El panorama es sombrío. La población en Japón declina año tras año, y en 2019, por primera vez en 14 años, el número de tiendas de conveniencia disminuyó. El negocio atrae cada vez menos. (International Press)
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