El número de intérpretes registrados ante el Tribunal Supremo de Japón se redujo de 4.076 en 2010 a 3.586 en 2019.
Por otro lado, el número de acusados extranjeros que necesitan intérpretes por su insuficiente conocimiento del idioma japonés ascendió a 3.905 el año pasado, 1,7 veces más que hace seis años.
El desequilibrio se hace cada vez más grande.
¿Por qué está disminuyendo el número de intérpretes?
En primer lugar, la paga es modesta, según Kyodo.
El Tribunal Supremo no dice cuánto ganan, pero la profesora de la Universidad de Shizuoka e intérprete de tagalo durante más de 25 años, Sachi Takahata, revela que generalmente se les paga aproximadamente 15.000 yenes (137 dólares) por una audiencia que dura alrededor de una hora.
El intérprete no trabaja únicamente en el tribunal, también tiene que traducir los documentos relativos al juicio antes de la audiencia, una tarea que toma de cuatro a cinco horas y por la que no reciben remuneración.
Por otro lado, el trabajo no es estable. Un intérprete judicial no tiene la certeza de que regularmente será asignado a un juicio.
Convertirse en intérprete judicial no es fácil. Los candidatos deben someterse a un proceso de selección, que incluye una entrevista con los jueces.
Además, es un trabajo de mucha responsabilidad. Un error puede acarrear una dura condena para un extranjero.
En declaraciones a Kyodo, Rika Yoshida, intérprete de español, revela que cuando la audiencia se hace larga, se hace más susceptible a cometer errores.
Con respecto a la paga, alrededor del 60 % de los intérpretes no están satisfechos con lo que reciben, que consideran bajo para la fuerte responsabilidad que implica su trabajo.
Otra gran dificultad que enfrentan los intérpretes son los términos difíciles que utilizan abogados, jueces y fiscales.
Por ello, la profesora Takahata sostiene que se necesitan mejores programas de capacitación para educar a los intérpretes en asuntos legales. (International Press)
Be the first to comment