A fines de la década de 1980, miles de latinoamericanos de ancestros japoneses comenzaron a migrar a Japón para trabajar. En aquella época no había internet ni medios de comunicación en sus idiomas maternos. Era difícil enterarse de lo que ocurría en sus países y el resto del mundo.
Poco a poco comenzaron a aparecer diversos medios en español y portugués, como International Press, y negocios de alquiler de videos con programas de TV (noticias, fútbol, novelas, espacios de humor, políticos, etc.) grabados en los países de origen de los dekasegi, abriendo una brecha en el aislamiento informativo.
Hoy, media un abismo entra esa realidad y la actual. El mundo es otro. ¿Cómo fue la transición del páramo informativo y cultural de antaño a esta etapa de abundancia? ¿Cuánto ha cambiado la comunidad hispanohablante en los 30 años que lleva en Japón?
Los interesados en encontrar respuestas a estas preguntas deben leer el libro “Historia cultural de los hispanohablantes en Japón”, escrito por la mexicana Araceli Tinajero, profesora de literatura, que presentará su obra en el Instituto Cervantes de Tokio en enero de 2020 y que ya está a la venta en Amazon (https://amzn.to/2O0u2E8).
“Hago un breve estudio de los profesionales e intelectuales (hispanohablantes en Japón). Los profesionales han fundado editoriales, han publicado libros, han traducido importantes obras y han escrito para los principales periódicos y revistas publicados en ese país”, explica la autora sobre el contenido de su libro.
“También me pareció importante estudiar los medios de comunicación en español. Por eso hablo sobre la fundación y el desarrollo del periódico International Press. Asimismo, hablo de las diversas revistas gratuitas y de su trayectoria”, añade.
Araceli Tinajero vivió varios años en Japón en la primera mitad de la década de 1980, antes del inicio de la corriente migratoria procedente de América Latina. Décadas después, ya en el siglo XXI, retornó a Japón y encontró una gran comunidad hispanohablante. Buscó libros que documentaran esa transformación, pero no los halló. Decidió llenar ese vacío. En 2011 comenzó a viajar de manera constante a Japón para investigar y escribir “Historia cultural de los hispanohablantes en Japón”.
“Como soy profesora de literaturas hispánicas, también hablo de la literatura escrita en español en Japón”, dice.
Su obra no se limita a periódicos, revistas y libros en español.
“Como las expresiones dancísticas y musicales son tan significativas, en el libro hago un breve repaso de cómo el flamenco, el tango y la salsa llegaron a Japón para quedarse y cómo los hispanohablantes han promovido aún más su desarrollo. En torno a la música producida en el archipiélago, doy ejemplos de agrupaciones que se dedican al bolero, a la música tropical, el pop e incluso al reggaetón”.
Asimismo, informa de los festivales que la comunidad celebra en Japón, así como de las asociaciones culturales que los organizan.
La profesora Tinajero no ha escrito una obra para un círculo cerrado de especialistas o académicos, sino para todos. “Quise escribir un libro general y ameno, un texto asequible para todo mundo. No quise escribir un libro académico para que se quedara abandonado en los anaqueles de una universidad”.
Su objetivo principal es dejar un legado.
“Lo más importante es que lo escribí para que quedaran documentados todos los logros de la comunidad hispanohablante en Japón. Si no escribimos sobre lo que se está haciendo en el presente o lo que se acaba de hacer en el pasado inmediato corremos el riesgo de sufrir un futuro descalabro cultural, una pérdida de la memoria”.
UNA MEXICANA EN JAPÓN
Cuando Araceli Tinajero cumplió 18 años, comenzó a trabajar en la Ciudad de México para ahorrar y cumplir su anhelo de viajar a Japón. Lo logró en menos de un año (en aquellos tiempos se podía).
¿Como fue su experiencia en Japón?
“En Japón me esperaban unas amistades que conocí en México. En cuanto llegué a Japón se desató la peor crisis financiera que México ha sufrido así que decidí quedarme a trabajar. Comencé sirviendo ramen en el campo, en un pequeño lugar en Gifu. También trabajé cortando tela; lo hacía para una señora. Después terminé trabajando en un restaurante en Nagoya y la dueña del mismo me acogió y me llevó a vivir a su casa. Ahí estuve unos tres años haciendo varios arubaitos, pero sobre todo trabajando en el restaurante. Me fui de Japón en el 1984. Todo eso lo escribí en mi libro ’Kokoro, una mexicana en Japón”. (International Press)
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