Cuba volvió a conseguir este jueves en la ONU el abrumador respaldo de 187 de los 192 países miembros en su petición para poner fin al embargo que le impone Estados Unidos, aunque en esta ocasión Brasil, con su voto en contra, y Colombia, con su abstención, castigaron a la isla.
La votación de la resolución ‘Necesidad de acabar con el embargo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos de América a Cuba’, que no es vinculante, ha sido propuesta anualmente por La Habana desde 1992 con similares resultados.
Sin embargo, por primera vez, además de los habituales votos en contra de Estados Unidos e Israel, que se repiten año tras año, Brasil ha decidido subirse al barco estadounidense y Colombia ha optado por la abstención, al igual que Ucrania, que el año pasado prefirió no votar. Por su parte, Moldavia, al igual que en la anterior votación, no ejerció su derecho al sufragio.
El presidente ultraderechista brasileño, Jair Bolsonaro, no oculta su aprehensión hacia el Gobierno cubano, al que no duda en tildar de ‘dictadura comunista’ y al que ha acusado de promover un régimen de esclavitud.
El deterioro de las relaciones bilaterales se remonta a la crisis de los médicos, que estalló en noviembre de 2018 cuando Cuba retiró a los más de 11.000 médicos del programa ‘Más Médicos’ en Brasil, ante las amenazas de Bolsonaro de cancelar esa iniciativa si la isla no aceptaba unas nuevas condiciones, entre ellas que los doctores cobraran su salario integral.
El presidente de Colombia, Iván Duque, también mantiene tiranteces con las autoridades de la isla por la negativa cubana de extraditar a los cabecillas del Ejército de Liberación Nacional (ELN), reclamados por la justicia colombiana.
El pasado 27 de septiembre, preguntado sobre si consideraría romper relaciones con Cuba si no accede a la extradición de los jefes guerrilleros, Duque afirmó que el Gobierno cubano debe responderse a la pregunta de si quiere relacionarse con Colombia o con ‘criminales’.
En un comunicado, el Ejecutivo de Bogotá dejó claro que se debía interpretar su votación como un ‘rechazo a la actitud hostil de Cuba hacia Colombia’ y achacó a La Habana que dé ‘refugio a terroristas colombianos’ y que apoye al ‘régimen tiránico y dictatorial de Nicolás Maduro’.
Más allá de que Washington ha logrado sumar un puñado de países a su causa, la votación ha evidenciado una vez más el rechazo casi en bloque de la comunidad internacional a la política y a las sanciones unilaterales impuestas por Estados Unidos a Cuba.
En su intervención, la nueva representante permanente de EE.UU. en la ONU, Kelly Craft, acusó a la comunidad internacional de ‘cuestionar’ el derecho de su país a elegir con quién comercia, por la denuncia del embargo que Washington mantiene contra Cuba desde hace casi seis décadas.
‘Como todas las naciones decidimos cuáles son los países con los que comerciamos. Este es nuestro derecho soberano, nos preocupa que la comunidad intencional en nombre de la protección de la soberanía, siga cuestionando este derecho’, dijo Craft ante la Asamblea General.
Una afirmación rechazada por numerosos países en sus intervenciones, incluidos los Estados miembros de la Unión Europea que, a través de una alocución del representante de Finlandia en la ONU, Jukka Salovaara, indicaron que la ‘aplicación extraterritorial’ de las sanciones por parte de EE.UU. ‘afectan a los intereses de la UE’.
Se referían, entre otras cosas al título 3 de la conocida como ley Helms Burton, reactivado por la actual administración de Donald Trump, y que permite demandar ante tribunales estadounidenses a las compañías de terceros países que supuestamente se estén beneficiando de propiedades en Cuba que les fueron expropiadas tras la Revolución liderada por Fidel Castro en 1959.
Más allá de la intervención ante la asamblea del canciller cubano para defender su propuesta de resolución, el único país que presentó un representante del mismo nivel fue Venezuela, que dedicó su discurso, como muchos otros ponentes, no sólo a defender a la isla, sino a arremeter contra las políticas de Estados Unidos.
‘Estamos aquí para acompañar a Cuba en momentos en los que el Gobierno de Estados Unidos ha endurecido el bloqueo criminal que le ha sido impuesto a su noble pueblo por casi 60 años’, dijo el jefe de la diplomacia venezolana, Jorge Arreaza, en una intervención en la que no estuvieron presentes ningún representante de EE. UU., que no reconoce al Gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Rusia también mostró su solidaridad con el Gobierno cubano con el envío del viceministro de Asunto Exteriores, Alexander Pankin, que precisamente acusó a Washington de querer castigar a la isla por su apoyo a Maduro. EFE
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